Se habla de 70 policías asesinados en lo que va del año, por cuenta del tenebroso «plan pistola» que está ocurriendo en varios sectores del país, especialmente en Antioquia. Según la información que ha podido recaudar IFMNOTICIAS.COM, esta práctica criminal, que se ha recrudecido en las últimas horas, tiene su génesis en varios factores que están siendo analizados por las autoridades.
El primer factor, posiblemente el más obvio, es que se trata de una venganza que han ordenado los nuevos cabecillas del Clan del Golfo (para los propósitos políticos del «perdón social» se denominan Autodefensas Gaitanistas de Colombia AGC), debido a los golpes contundentes que les ha propinado la fuerza pública en todo el territorio nacional. El hecho de tener a su principal líder y a su hermana en un calabozo en los Estados Unidos, despertó la sed de venganza en ese grupo criminal organizado.
Sin embargo, esta explicación no es suficiente, pues los asesinatos ocurridos en los últimos días tuvieron un elemento en común, que también es diferencial: el robo del armamento que portaban las víctimas uniformadas. Aunque inicialmente se pensó que se trataba de grupos criminales en crecimiento, quienes necesitarían las armas para escalar en el accionar delincuencial; e incluso se consideró que podía corresponder a un fetiche de llevar un souvenir insano de los asesinatos, la nueva hipótesis de las autoridades y de los organismos de inteligencia, apuntan a la escases de armamento en la estructura criminal del Clan del Golfo.
De hecho, los duros golpes que ha recibido la organización delincuencial, no solo en cuanto a capturas y neutralizaciones, sino también en allanamientos y decomisos de insumos, cargamentos de droga y, en especial, de armas y municiones, han llevado a los cabecillas a tratar de solucionar el déficit a través del asesinato y del asalto a los policías, con lo cual, cumplirían con dos propósitos fundamentales para las «AGC»: mostrarse ante la ciudadanía como una organización poderosa que tiene control territorial e influencia en distintas zonas del país, un objetivo político, y recomponer el inventario del arsenal, fuertemente deteriorado por cuenta de las acciones policiales, que es un objetivo netamente militar.
A todo lo anterior, se suma un tercer propósito, fundamental para la estructura delincuencial: ejercer una fuerte presión contra el gobierno saliente, haciéndolo aparecer culpable por los golpes propinados por las Fuerzas Armadas, de tal manera que, con el nuevo gobierno, se faciliten los acercamientos con miras a una negociación que les permita acceder al «perdón social».
Es que el Clan del Golfo, como organización militar, es un grupo criminal dedicado al narcotráfico, lo que, desde la perspectiva legal, hace imposible establecer una negociación con el gobierno de turno. Por tal razón, han querido posicionar la fachada de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia para mostrarse como una organización con intenciones políticas que ha recurrido al narcotráfico para solventar los gastos de los «delitos políticos» en los que incurre.
Además, la negociación con las FARC, considerada en su momento como el cartel del narcotráfico más grande del mundo, y los anuncios de negociación con el ELN, un cartel hecho y derecho, como lo denunció Juan Camilo Restrepo Gómez, Alto Comisionado de Paz; han despertado la esperanza en el Clan del Golfo, organización que, disfrazada de autodefensa con intencionalidad política, pretende sentarse a negociar y obtener privilegios a partir de los acuerdos que, por debajo de la mesa, lograron plantear con el nuevo gobierno del «perdón social».
Son muchas víctimas, inaceptables en una democracia que debe proteger y rodear a quienes trabajan para garantizar la seguridad, la convivencia y la tranquilidad de los colombianos. De igual forma, la nación requiere, para su supervivencia, rodear a sus Fuerzas Militares y de Policía, manifestando su rechazo e indignación por el vil asesinato de nuestros uniformados.
