Desde principios de esta semana, el concejal por el Centro Democrático Albert Yordano Corredor ha dado de que hablar. Primero pidió la renuncia de los líderes del partido por haber sido los responsables de su sanción, que lo dejó sin voz ni voto, por no respetar las determinaciones de la bancada.
Finalmente Corredor decidió llegar más lejos y pidió la renuncia de Álvaro Uribe Vélez, creador del Centro Democrático, como lider natural del partido. Y la cereza del pastel la puso el día de ayer, cuando con la boca tapada con una cinta con el mensaje «No + Uribe» apareció al lado del suspendido alcalde del Medellín, Daniel Quintero.
Y es que en varias oportunidades Albert Corredor ha demostrado su amistad con Quintero Calle, ignorando que su partido se declaró en oposición a la administración de la ciudad de Medellín.
Su esposa, incluso, ya inició acercamientos con el Pacto Histórico y se reunió con Diana Osorio, esposa de Daniel Quintero y con Verónica Alcocer, esposa de Gustavo Petro, pero no se conocen los temas conversados en esa reunión.
Albert Corredor, con su actitud desafiante hacia su partido, estaría buscando que el Centro Democrático lo saque de la colectividad y así dejarlo libre de escoger una nueva tolda para las elecciones que se desarrollarán en 2023 cuando se elijan mandatarios locales y regionales y cuerpos colegiados de municipios y departamentos.
Sin embargo, este continuo desafío podría llevar no la destitución de Albert Corredor, sino a su bloqueo político con suspensiones que no le permitan llegar a las elecciones de 2023 amparado bajo otras toldas, y quitarle el aval cuando se termine su periodo como concejal.
Es por esto que con sus comportamientos, Corredor quedó en una compleja posición política, ya que finalmente «el sartén por el mango» lo continua teniendo el partido, a menos de que renuncié a la colectividad, decisión que implicaría la pérdida automática de su curul en el Concejo y dejaría de ser determinante en los apoyos que requiere Daniel Quintero al interior del cuerpo colegiado.
