A pocas horas que finalice la jornada electoral para la presidencia en el Perú, la intranquilidad se apodera de importantes sectores de la población que ven que, sea cual sea el ganador, el país podría estar sometido a graves disturbios y jornadas de violencia.
La división ideológica en el país es de tal magnitud que quienes se disputan la presidencia, Keiko Fujimori y Pedro Castillo, son representantes de los polos extremos opuestos de derecha y de izquierda; mientras la campaña ha estado marcada por la tensión social.
Los analistas en Perú temen que si lo que han señalado las encuestas se refleja en las urnas, el resultado sería por un estrecho margen que generaría desconfianza y dudas al finalizar el conteo; de hecho, ya en las dos campañas se han hecho alusiones directas a posibles fraudes que ha hecho que desde el sábado, en diversas zonas del país, se veían carpas y toldos montados en las principales vías y se comenzaba a aglomerar la gente, mientras en los grupos de chat y redes sociales, se convocaba a concentraciones para “hacer respetar los resultados”.
Sectores sociales y políticos en Lima temen que tras los resultados se produzca un estallido social comparable con el de Chile y Colombia, bajo la disculpa de no aceptarse los resultados por un “supuesto” fraude, en caso que los mismos sean ajustados, con diferencias mínimas como lo predicen las encuestas.
Y es que esta campaña ha sido radicalizada y con elementos que nunca antes había tenido ninguna en el pasado en este país, como que existe el viento de una tendencia de izquierda violenta transnacional que busca que un nuevo sistema político sea impuestos en los países latinoamericanos, pero sobre todo, una regeneración de la izquierda violenta y radical tras haberse cumplido las condenas de decenas de líderes de la guerrilla Sendero Luminoso, que están libres y coordinando las campañas de Pedro Castillo en todo el país.
El resurgimiento de Sendero Luminoso se mostró con violencia el pasado 24 de mayo cuando 16 personas fueron asesinadas en la localidad de San Miguel del Ene, en una de las zonas selváticas y cocaleras del país Inca. Entre las víctimas, había hombres, mujeres y niños; mientras que los panfletos dejados, rezaban que esta masacre era una advertencia y que quedaba prohibido votar por Keiko Fujimori. La firma de los panfletos, fue de Sendero Luminoso, reviviendo el fantasma del terrorismo de década de los 80.
Esta antesala encendió las alarmas en Perú y movió el temor en sectores apáticos que se sumaron a buscar que el país no caiga en las manos de la izquierda, pero las profundas diferencias socioeconómicas, tienen a un país con altos niveles de miseria y falta de oportunidades con un Estado minado de corrupción, políticamente inestable que han tenido en el último lustro 4 presidentes y dos congresos.
En los chats de los grupos de WhatsApp ya hay advertencias de lo que se ve en frente de los condominios de las personas económicamente pudientes. Muchos habitantes asumen que son cadenas de miedo, mientras otras dan entero crédito a que desde el sábado vienen siendo sitiados en algunos lugares.
En Perú, el voto es obligatorio y quien no salga a votar, es multado con 80 soles, que al cambio del peso colombiano equivale a 80 mil pesos aproximadamente. Muchos tradicionalmente han optado por pagar la multa en vez de votar. Este comportamiento de no asistir a las urnas y pagar la multa, ha sido el comportamiento de las clases económicamente pudientes; pero esto está a punto de cambiar por el temor de un gobierno abiertamente socialista que promete cambiar la constitución y atacar a las clases privilegiadas con propuestas similares a las ejecutadas en Venezuela.
El temor del Covid que en la primera vuelta había hecho carrera, parece haberse desvanecido y se prevee que estas serán las votaciones con mayor afluencia de las que se hayan realizado en los últimos años. En Perú, el ejercicio electoral está desgastado en el último lustro y la apatía ha sido la constante.
El sistema electoral peruano no es el más efectivo del continente, es por esa razón que los resultados de las elecciones, son dadas por lo que allí se denomina “boca de urna”, en la que los medios de comunicación y partidos políticos dan el ganador a solo minutos de cierre de las jornadas, gracias a una metodología de encuesta post votación, en la que equipos de personas preguntan a quienes salen de los puestos de votación cuál ha sido el voto. Esta metodología ha ganado confianza entre los ciudadanos, pues no ha fallado en varios procesos electorales.
No obstante, el temor al error este año y a que se genere con datos no oficiales una confrontación callejera, ha llevado a que, desde el gobierno, se haga un llamado para que se respete este año el conteo oficial que promete resultados sobre las 11 de la noche con los primeros datos oficiales; esto a fin de que no se especule, ni se manipulen resultados en momentos tan sensibles políticamente.
Sin saberse si medios y grupos políticos respetarán el llamado, la candidata Keiko Fujimori cerró la campaña con un video que se hizo viral en las últimas horas, en el que llama a votar y dice que ella ha hecho todo lo posible por llevar un mensaje de paz a los peruanos y que ahora pasa el testigo a los votantes para que consoliden el mensaje. En el mismo mensaje pide perdón y una oportunidad.
Por su parte la campaña de la izquierda viene siendo mucho más agresiva en sus mensajes como respuesta a las sugerencias de la derecha que si Castillo es elegido, Perú podría convertirse en una Venezuela. En ese sentido, desde los partidos afectos al candidato de Izquierda, toman a Colombia como el ejemplo a no seguir y han llenado las vallas luminosas de Lima con mensajes que invitan a no votar por Keiko Fujimori con el peligro de que Perú pueda convertirse en una Colombia, apelando a que con la candidata de Izquierda en el poder, las calles se llenarán de violencia, marchas, protestas y paros indefinidos.
Al medio día de este domingo, las elecciones en Perú mostraban centros de votación con largas filas por el distanciamiento social, al igual que las embajadas y consulados en los países donde hay sedes diplomáticas. Las jornada electoral en Perú es de 12 horas. Comenzó a las 7 de la mañana y se prolonga hasta las 7 de la noche, hora igual a la colombiana.
En medio de la incertidumbre, transcurre la jornada con la atención puesta en los resultados y la tensión en las calles. Una vez se cierren las urnas, comenzará la ansiosa espera en la noche con convocatorias en puntos de encuentro en las calles a lo largo y ancho del país; algo que tiene a las autoridades policiales y militares en un operativo especial de seguridad.
La evolución de las encuestas durante la última parte de la campaña ha culminado con un empate técnico entre los dos candidatos. En Perú, el ejercicio de encuestas se denomina “Simulacro” electoral y estos han evolucionado al punto que es Keiko Fujimori, quien terminó con el favoritismo popular sobrepasando a Castillo, pero solo por muy pocas décimas, como lo demuestra el último simulacro de IPSOS de ayer sábado, en donde Keiko gana por solo 7 décimas en un resultado de 44.8% para la candidata de derecha, contra el 44.1% de Pedro Castillo, candidato de la izquierda radical, en votos emitidos y por 8 décimas en votos válidos con resultado a favor de Keko con el 50.4% contra 49,6% de Castillo.
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Los resultados de IPSOS terminaron polarizando en las últimas horas las posiciones ciudadanas, que llegaron esta mañana a las urnas con el temor y la desconfianza, profundizando los rumores de que gane quien gane, será por muy poco margen, el mismo que sería producto del amaño del sistema para favorecer a uno o a otro.
Es justo esta polarización la que hace que Perú esté viviendo una calma aparente, trazada por la tensión propia de la jornada y la expectativa por los resultados finales, acompañado por la amenaza de desórdenes para los que varios colectivos, principalmente de izquierda, se estarían preparando en los últimos días para no aceptar un posible triunfo de la derecha; no siendo exclusivo el sentimiento de la izquierda y escuchándose voces desde la derecha de que si toca salir a las calles a defender el resultado, también lo harán.
