Esta conocida frase de Joseph Stalin, uno de los mayores representantes del comunismo a nivel mundial, junto la afirmación de “basta que el pueblo sepa que hubo una elección, los que emiten los votos no deciden nada, los que cuentan los votos lo deciden todo”, también del mismo autor, parecer ser la perfecta descripción de lo que ya en tres oportunidades sucedió en Colombia.
Tres elecciones, parlamentarias, primera vuelta presidencial y segunda vuelta presidencial, todas llenas de dudas, todas con cuestionamientos por parte de la ciudadanía, de los testigos electorales y de quienes estuvieron al frente de los escrutinios; lo que convierte al gran perdedor de la jornada a Alexander Vega, quien estando al frente de la Registraduría, y no pudo acallar las dudas que se cernieron sobre el proceso de elección.
Tras las elecciones parlamentarias aparecieron más de un millón de votos, marcando una diferencia histórica entre el preconteo y el escrutinio, de los cuales cerca de 400 mil fueron adjudicados al Pacto Histórico, mientras que los demás, hasta el momento, no se conoce el destino, y eso que se está a un mes de la posesión del nuevo Congreso.
En esa elección las demandas llovieron, aprovechando que el proceso de escrutinio municipal y departamental tomaba más tiempo que en las dos vueltas presidenciales, además de los miles de candidatos que perdieron su curul con los cambios producto de los nuevos votos que aparecieron tras el escrutinio por lo que la determinación no fue aceptada y la última palabra la tiene el Consejo Nacional Electoral (CNE), y con todo y eso no paso nada, la ciudadanía siguió impávida.
Luego llego la primera vuelta presidencial, las apuestas estaban puestas entre Federico Gutiérrez y Gustavo Petro, sin embargo, a dos horas de iniciado el preconteo ya se conocía que la segunda vuelta llegaría llena de sorpresas. Según los expertos, Gustavo Petro tocó su techo con cerca de 8 millones quinientos mil votos, seguido de casi seis millones de votos de Rodolfo Hernadez.
Tras el escrutinio de esta primera vuelta presidencial, ciudadanos comenzaron a denunciar irregularidades sobre todo en los resultados publicados en la página de la Registraduría que fueron los que se tuvieron en cuenta para declarar a los dos contendientes que se enfrentarían en la segunda vuelta presidencial.
En medio de estos cuestionamientos, de las inquietudes alrededor de la contratación de los software utilizados por el ente electoral y que se utilizan en todo el proceso, incluso desde la elección de los jurados hasta la realización de la sumatoria de los E-14 que es donde se consignan el número de votos totales en cada mesa y de ahí salen los totales de cada uno de los puestos de votación, de los municipios, departamentos y finalmente los consolidados nacionales, se desarrolló la segunda vuelta presidencial.
Las cuentas daban de que el triunfo sería por un cerrado margen, sobre todo esto era lo que daban cuenta las encuestas, pero que Rodolfo Hernández sumaba todos los votos antipetristas, incluidos los de Federico Gutiérrez, John Milton Rodríguez, Enrique Gómez e incluso los de Ingrid Betancourt; los votos de Sergio Fajardo es posible que se dividieran entre las tres posibilidades: los dos candidatos y el voto en blanco.
En ese escenario y tan solo tres semanas después la primera vuelta, llegó el segundo round donde se definió quien sería el próximo mandatario. Con una diferencia de cerca de 700 mil votos ganó Gustavo Petro sobre Rodolfo Hernández, e igual las cuentas no cuadran. A Petro le tomó cuatro años sumar quinientos mil votantes nuevos, cuando llegó a su techo de los ocho millones de votos en el 2018, y en tan solo tres semanas, de repente, logró casi tres millones de votos adicionales entre la primera y la segunda vuelta.
Algunos ciudadanos preocupados por la situación han organizado tablas comparativas que dan cuenta del inexplicable triunfo de Gustavo Petro.
A esto se suma que ya comienzan a aparecer diferencias entre el preconteo y el escrutinio, y entendiendo que solo hay cerca de 700 mil votos de diferencias el panorama podría cambiar siempre y cuando existiera la voluntad para hacerlo.
Los resultados detallados de cada una de las mesas, de la primera vuelta ya no se encuentran en la página de la Registraduría por lo que es imposible continuar contrastando los E-14 con los registrados digitalmente por el ende electoral, lo que despierta aún mas suspicacias por lo que a esta altura es imposible saber en que mesas hubo diferencias entre los formatos entregados por los jurados de votación y los registrados por el software contable que totalizó los resultados que fueron los tenidos en cuenta para declarar a los competidores que se diputarían la presidencia en la segunda vuelta.
Algunos ciudadanos preocupados que se han puesto en la tarea de encontrar las irregularidades se sorprenden del absoluto silencio de la mayoría de los ciudadanos ante estas denuncias y que aún las autoridades mantengan a Alexander Vega al frente de la Registraduría.
Estas se convirtieron en las elecciones más inciertas y menos confiables en la historia reciente del país, donde Colombia ya aceptó como presidente a uno de los contendientes de la justa electoral.
