La administración distrital ha decidido entregar a los bogotanos una serie de «regalos» para el comienzo del 2023.
Extendió el pico y placa, pese a que había prometido en campaña no tocar ni cambiar la norma de restricción y, por el contrario, aseguró en su momento que la flexibilizaría.
Pero del dicho al hecho hay mucho trecho y ahora después de que ya lo había ampliado, decidió modificarlo, con el argumento de que mejorara en un 10 % el caótico tráfico de Bogotá.
De manera muy cordial la secretaria de movilidad, Deyanira Ávila, invitó a los bogotanos a dejar el carro y hacer uso de los sistemas de transporte público. En el papel se ve muy bonito, pero la funcionaria parece desconocer que el servicio no es el más óptimo, los articulados en general van colapsados y para muchos usuarios es una verdadera aventura el poder abordar uno de los buses en las horas pico.
Por parte del SITP los buses, según la misma aplicación de Transmilenio, pueden tardar hasta 40 minutos en pasar, y como en muchas ocasiones ocurre, el usuario está esperando su bus en un paradero que pueden detenerse hasta diez rutas distintas. Si la parada está ocupada por otros vehículos es casi seguro que el que a usted le sirve, pase de largo, dejándolo con la tarjeta en la mano y teniendo que aceptar que debe esperar otros 40 minutos: esto lo digo por experiencia propia de quien escribe.
El pésimo transporte público ha conseguido que muchas personas se bajen de este cambiándose a la moto. Ahora los que usamos las vías de la capital, vemos como miles de motos circulan a veces de manera imprudente, aunque para la administración no se contempla el imponer restricciones a la movilidad de esos vehículos, porque saben que no tendrían autoridad para controlar los colectivos de moteros que amenazan con bloquear la ciudad si se les aplica alguna ley.
Otra medida de movilidad es eliminar la opción del carro compartido por lo que los bogotanos no debían cancelar ningún dinero, pero sí se mantiene el pico y placa solidario donde los ciudadanos de más recursos pueden pagar para saltarse la medida. No es claro que se eliminó una y se dejó otra basados más en los ingresos de dinero al distrito, que por razones de movilidad.
La señora alcaldesa además anunció un incremento en las tarifas de Transmilenio que afectan duramente el bolsillo de los bogotanos, ante la incapacidad de poder controlar las casi 500 mil personas que a diario evaden el pasaje y que han generado problemas financieros al sistema, incrementan el pasaje para los ciudadanos que cancelan su viaje, de tal manera que cubran a los que se colan en el sistema. Definitivamente a la Alcaldía Mayor de Bogotá le quedo grande el controlar el problema de los colados en Transmilenio.
Un regalo más para el bolsillo de los capitalinos es el alza en la tarifa de taxi.
En definitiva, para la administración distrital los usuarios de carros particulares son su principal enemigo, y cada día estudia la manera de complicarles la vida, pero los impuestos que pagan los vehículos esos si los reciben con gusto, aunque sus propietarios se vean obligados a guardar sus carros.
Alcaldesa: los dueños de carros particulares también votaron por usted y son muchas las personas que dependen de su vehículo particular para su subsistencia.
