Una de las cosas que quedaron claras durante la visita del presidente Iván Duque el pasado miércoles, fue la preocupación que el mandatario le manifestó a varios miembros de la comitiva presidencial por la falta de dinero que tiene para poder iniciar el Metro de la 80.
La historia es que pese a que existe un CONPES y todo el firme propósito del Gobierno Nacional para asegurar recursos de vigencias futuras para financiar la obra, la situación que vive el país muestra que no se tiene dinero para que, ahora mismo, se pueda iniciar el Metro.
Para Daniel Quintero, esta es una de las prioridades de su gobierno. Es mas, desde la alcaldía cuentan que el alcalde ve que iniciar el metro de la 80, sería su legado, mientras que sus críticos, aproximan que el afán es realmente dejar contratado con los Chinos, con quien vienen los “coqueteos”.
El problema es que si bien está firmado el convenio de cofinanciación por parte de la Alcaldía de Medellín y el Gobierno Nacional, no hay plata para comenzarlo, según lo dieron a conocer fuentes de la comitiva presidencial en su visita a Medellín.
Para Quintero, esto supone además que el cronograma que dio a conocer el 30 de noviembre de 2020 a los medios de comunicación se atrasa. Por ejemplo, en declaraciones dadas a la Revista Semana, Quintero decía que “Quintero aseguró que entre marzo, junio y julio se haría la licitación de la obra, que duraría cinco años”; agenda que no ha podido comenzar.
Si bien en la misma revista, dijo que “el Metro de Medellín no ha tenido la necesidad de pedir ayuda económica estatal” lo cierto es que para la construcción del Metro ligero de la 80 no hay dinero porque los aportes nacionales no podrán llegar, pues la situación de desfinanciación actual del Estado, la caída de la Reforma Tributaria, la necesidad de una nueva reforma con recortes presupuestales y redefinición de obras prioritarias; tienen incidencia directa en el futuro de la obra y al momento, no haya recursos.
Algunos analistas atribuyen la solicitud que acaba de hacer el Alcalde al Concejo de Medellín, para que le autorice la enajenación de la participación que tiene la administración municipal con EPM en Tigo-Une. Dicen que esta sería la salida que tiene el alcalde para buscar los recursos que necesita para comenzar la obra. Indican que esa no sería la única venta y que aprovecharía la reciente mejora de la calificación de Aguas de Antofagasta por parte del mercado busrátil chileno, para buscar la manera de vender el negocio al igual que el que EPM tiene en México, negocio que siempre se ha sabido, no es del agrado del mandatario.
