La compra del voto por un sancocho, un tamal o un plato de lechona, era una práctica habitual de los políticos del siglo pasado, quienes consideraban a sus electores como ganado hambriento al que no lo seducirían con ideas sino con un plato de comida.
Ese desprecio por los ciudadanos, sobre todo por los más vulnerables, reapareció en Medellín, de la mano de los dos alfiles del alcalde. Se trata de Albert Yordano Corredor y Juan Carlos Upegui, quinteristas que no pueden negar su cercanía con Daniel Quintero Calle y sus prácticas de politicastro en la Alcaldía de la ciudad.
Al parecer, la propuesta continuista que representan sería nociva para sus intereses políticos por lo cual, la decisión fue retroceder al siglo pasado y repartir sancochos en algunos barrios marginados de Medellín. Así las cosas, paliar el hambre por una sola vez, es motivo de orgullo para Corredor y Upegui. ¿Y el resto de comidas? ¿Y la solución estructural al hambre de cientos de miles de ciudadanos? ¿Acaso no representan la continuidad de los recortados mercados de Buen Comienzo?
En las últimas horas, el expresidente Álvaro Uribe Vélez aseguró que un candidato del alcalde viene haciendo campaña repartiendo 50 mil sancochos: «nosotros no vamos a comprar votos con sancochos, vamos a resolver el problema de hambre a 400 mil personas en Medellín».
Uribe se equivocó. Como dice el vallenato, «no fue uno, fueron dos» los candidatos de la entraña de Quintero, que vienen repartiendo sancochos en Medellín. Albert Corredor se ufana de comer sancocho, asegurando que disfruta compartir con su gente, todo esto mientras cumple la máxima del siglo pasado de «pan y circo» por unos cuantos votos.
A su turno, Juan Carlos Upegui ha decidido posar para fotos y videos tratando de pintar las escaleras de alguna comunidad medellinense, mientras sus colaboradores cocinan un sancocho para unas cuantas personas. Incluso, cruza una calle y sube hasta la residencia de una persona adulta mayor, para llevarle un plato.
¿Será ese el futuro de la política medellinense? ¿Sancocho, poses y promesas populistas por votos? Lo sabremos en las elecciones de octubre del próximo año.
