Rusia y Ucrania sostuvieron sus primeras conversaciones directas en tres años con el objetivo de explorar la posibilidad de un alto al fuego. Aunque no se lograron avances sustanciales, el simple hecho de que ambas partes se sentaran a la mesa ha sido considerado un progreso en sí mismo, dado que este tipo de diálogo no se producía desde las primeras semanas tras la invasión rusa.
Ni el presidente ucraniano Volodímir Zelenski ni su homólogo ruso, Vladímir Putin, participaron en el encuentro. Tampoco asistió el presidente de Estados Unidos, quien había insinuado su posible presencia. Ucrania estuvo representada por su ministro de Defensa, mientras que la delegación rusa fue liderada por un asesor del Kremlin. Las conversaciones, de menos de dos horas, fueron presididas por el ministro de Asuntos Exteriores de Turquía.
Según una fuente ucraniana citada por CNN, la delegación rusa exigió que Kiev ceda territorios actualmente bajo su control, una condición que Ucrania ha rechazado de manera consistente. Países aliados como el Reino Unido, Alemania y Polonia calificaron esta exigencia como inaceptable.
Rusia señaló que esperará a que varios países presenten su visión sobre un eventual alto al fuego antes de continuar las conversaciones. La delegación ucraniana también planteó la posibilidad de un encuentro directo entre Zelenski y Putin.
De forma paralela, ambas partes avanzaron en otro frente ya que se anunció un acuerdo para un intercambio de prisioneros a gran escala que implicaría la liberación de 1.000 detenidos por cada país.
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