Néstor Gregorio Vera Fernández, conocido bajo el alias de “Iván Mordisco”, es hoy el rostro más representativo de las disidencias de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Su figura está asociada no solo al rearme de estructuras guerrilleras tras la firma del Acuerdo de Paz en 2016, sino también a un largo historial de delitos relacionados con el narcotráfico, la minería ilegal, el reclutamiento forzado de menores y la violencia contra la población civil.
Su nombre se convirtió en referencia obligada dentro del conflicto armado colombiano, luego de asumir el mando del Frente Primero “Armando Ríos”, una de las estructuras que más resistencia mostró al proceso de desmovilización pactado entre las FARC y el Estado colombiano.
La trayectoria criminal de Iván Mordisco comenzó hace más de dos décadas, cuando ingresó como combatiente raso al Frente “Armando Ríos” de las FARC-EP en el departamento de Guaviare. Su paso por las filas insurgentes se caracterizó por la rápida especialización como francotirador y explosivista, dos habilidades que lo posicionaron dentro de las estructuras de confianza en esa organización armada.
En 2008, asumió temporalmente el mando del Frente 1 luego de la captura de Gerardo Aguilar, alias “César”. Aunque no se consolidó como comandante en propiedad hasta años después, su influencia creció a partir de su rol como jefe de la Compañía de Orden Público en las regiones de Guaviare y Vaupés, donde operó activamente hasta convertirse en comandante titular en 2012.
Desde esa posición, Mordisco tuvo bajo su responsabilidad el reclutamiento forzado de menores y adultos, así como la protección de cultivos ilícitos en las áreas bajo control guerrillero. Además, las autoridades lo han vinculado con prácticas de extorsión contra comerciantes, campesinos y empresarios de la región.
En 2016, cuando las FARC y el gobierno del entonces presidente Juan Manuel Santos se encontraban en la fase final de la negociación en La Habana, Mordisco marcó su ruptura definitiva con el proceso. En una carta enviada al Secretariado de las FARC, hizo pública su negativa a desmovilizarse y convocó a otros guerrilleros y milicianos inconformes a seguir en la lucha armada.
Este acto lo convirtió en el primer comandante que abandonó el acuerdo y consolidó su posición como líder disidente, mientras el Frente 1, bajo su mando, mantenía el control de corredores estratégicos en departamentos como Guaviare, Meta, Vaupés y Vichada. Años después, ese poder territorial se extendería hacia zonas fronterizas de Venezuela, un país que se ha convertido en refugio y zona de operaciones para estructuras armadas ilegales como el Estado Mayor Central.
El prontuario de Iván Mordisco está directamente vinculado al control de cultivos ilícitos, la producción y el tráfico de cocaína, especialmente a través de rutas que conectan el sur de Colombia con Brasil, utilizando los ríos Apaporis y Caquetá como vías de tránsito para cargamentos de droga. Además, bajo su dirección, el Frente 1 ha mantenido operaciones de minería ilegal en zonas rurales de Guaviare, Vaupés y Vichada.
Su historial criminal también incluye extorsiones a comerciantes y empresarios, desplazamiento forzado de comunidades, atentados contra la Fuerza Pública y, según informes de las autoridades, el reclutamiento de menores en varias regiones donde su estructura mantiene presencia activa.
Tras la muerte en 2022 de Miguel Botache Santillana, alias “Gentil Duarte” otro jefe disidente de las FARC, Mordisco asumió el control de varios frentes que antes estaban bajo la órbita de Duarte, ampliando su alcance y consolidando su liderazgo sobre lo que se conoce hoy como el Estado Mayor Central, considerado la principal disidencia de las FARC en Colombia.
En julio de 2022, las autoridades colombianas anunciaron que Mordisco había muerto durante un bombardeo a un campamento en zona selvática. Sin embargo, el propio comandante reapareció meses después a través de un video donde desmintió su muerte y reiteró que su organización mantenía intactos sus objetivos.
Bajo su mando, el Estado Mayor Central ha mantenido tanto la confrontación armada como la interlocución política con el gobierno de Gustavo Petro, en el marco de la política de “Paz Total”. Aunque en octubre de 2023 se acordó un cese al fuego entre ambas partes, las conversaciones han estado marcadas por reiterados incumplimientos y tensiones.
Mordisco lidera una estructura que ha resistido los intentos de pacificación y cuya actividad ilegal continúa afectando a comunidades en varios departamentos del país. Su influencia sobre las disidencias de las FARC, sumada a su control de territorios estratégicos y su historial criminal, lo mantienen como uno de los principales desafíos para la seguridad nacional.
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