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miércoles, mayo 8, 2024
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Los cuatro gatos que despertaron un país.

Por: Carlos Andrés Echavarría

Luego de las primeras medidas tomadas por la administración del nuevo presidente de Colombia Gustavo Petro, un grupo de ciudadanos pertenecientes a la corriente de pensamiento llamada Libertarismo, comenzaron a realizar manifestaciones pacíficas en los puentes de la capital de la república en contra de las medidas tomadas por la administración, dedicándose a exponer lo terrible que eran para la estabilidad y seguridad de todos los ciudadanos, bautizándolas como las Petrorreformas.

Estos valientes quienes, sin ninguna ayuda adicional a sus ganas de luchar por un país mejor, de a poco comenzaron a ser visibles, no solamente por los ciudadanos quienes veían en sus propuestas una coherencia y lógica que llevaban a identificarse con ese sentir, sino, que también comenzaron a ser seguidos y hasta insultados por los seguidores del hoy presidente, llegando a ser maltratados por un senador de la república, Gustavo Bolívar que los llamó “esos son cuatro gatos inconformes

Las declaraciones de Bolívar no llegaron solas, las bodegas y los influenciadores adeptos a la Colombia Humana, por medio de insultos y denigrar a esos “cuatro gatos”, crearon una visibilización que sirvió como punta de lanza para presentar un inconformismo por las malas medidas que quiere imponer la administración. El otrora senador Petro, quien solicitaba a boca llena los consensos y los diálogos para implantar cualquier modificación a las leyes colombianas, hoy, en el poder supremo, actúa cual tirano autócrata y busca por cualquier medio que se cumpla su voluntad y para ello encontró unos aliados que se venden por un plato de lentejas como son los partidos políticos que perdieron toda identidad e ideología y que se demostró hasta la saciedad que son adictos al poder, siempre y cuando éste los recompense con buenas dosis de contratos y cargos burocráticos, más conocido como la mermelada.

Es terriblemente contradictorio el accionar de los militantes de la Colombia Humana, solo hablan de reconciliación y paz cuando se refieren a criminales y grupos armados, precisamente porque ellos tienen el poder que da las armas; pero, cuando los rivales son muchachos indefensos quienes solo presentar una amenaza por medio de sus palabras cargadas con la verdad, ese movimiento que es “solo amor y hermandad” los tratan de la peor manera posible. El descrédito, los insultos y la humillación son la única fuente de expresión para con esos pacíficos manifestantes. Lindo mensaje de los mal llamados buscadores de la Paz Total. 

A esos cuatro gatos les comenzaron a llegar aliados desde todos los rincones del país. La toma de los puentes dejó de ser únicamente en Bogotá; se sumaron Barranquilla, Cartagena y Medellín. Adhirieron un grupo de empresarios y políticos de todo el espectro diferente al Pacto Histórico; todos en conjunto comenzaron a apoyar la manifestación de descontento generalizado a su medida.

Se seleccionó el 26 de septiembre como el día para realizar la marcha con todos los problemas que conlleva realizar una movilización ciudadana en un día laboral. El gobierno Petro se fue de lleno para entorpecer la manifestación, primero con el ministro de defensa quien amenazó a los marchantes diciendo que no le temblaría la mano para enviar a los policías y al ESMAD en caso de disturbios; el ministro de justicia que imputaría cargos graves en contra de los manifestantes que no se ciñeran a respetar las leyes; y la cereza del postre fue cuando el alto gobierno dilató la apertura de relaciones con la dictadura de Venezuela para que coincidiera con el día de la manifestación, así, la mayoría de los medios de comunicación coartados por la pauta institucional, se dedicarían a presentar la normalización de la relación colombo venezolana y no a la gran marcha en contra de las Petrorreformas. La casta mostraba su miedo.

A pesar de eso, ríos y ríos de personas inundaron las calles de las más de 30 ciudades en donde se realizó la manifestación en contra de las Petrorreformas. En el caso particular de Medellín, un grupo de caminantes colmaron la avenida la playa, la avenida oriental y la calle San Juan de manera simultánea. La fiesta democrática comenzó en el célebre teatro Pablo Tobón Uribe y finalizó en el Parque de las Luces al frente del Centro Administrativo la Alpujarra. Más de 2 kilómetros de recorrido bajo un sol maravilloso que quería ser parte del evento. Cuando los primeros marchantes llegaron al destino, aún había personas que estaban comenzando su andar desde el Teatro. Esos cuatro gatos se transformaron en cientos, en miles y en millones de inconformes por las malas políticas de la administración progresista.

Erizo la piel la manera con la cual se comenzó el magno evento, con el Himno Nacional de la República de Colombia, seguido por el Himno Antioqueño, cantado a unísono por los manifestantes, quienes demostraron que somos un solo país, que somos un solo pueblo y que no nos lo vamos a dejar quitar por un grupo de comunistas recocidos que aún son áulicos de la antigua Unión Soviética, la cual fracasó por su misma incompetencia.

Cada marchante tenía su motivo y en cada paso un grupo de ciudadanos se manifestaba. Un paso y la manifestación era en contra de la reforma a la salud; otro paso, y ahora era en contra a la reforma tributaria; otro paso y cambiaba a denigrar por la expropiación de las pensiones; otro paso, y ahora era en contra del maltrato a los militares.

A lo lejos se sentía el retumbar por las declaraciones de los ministros, se movía la tierra por la oposición en contra de los senadores y en contra de los partidos políticos que se vendieron. Hervían las venas y marchaban en contra del destructor de sueños llamado narcotráfico; otro paso más, y las arengas iban en contra de las invasiones y expropiaciones. Otro y otro y otro paso desahogándose de ese sentimiento de impotencia, quitándose esa losa de la rabia que produce ver como en solo 45 días el país está siendo llevado al fondo de un abismo.

A pesar de toda esa rabia acumulada que tenían y aún tienen las personas que marcharon por el mal gobierno, no se tuvo que cerrar un solo local comercial, los vendedores ambulantes pudieron trabajar, incluso, una banda marcial infantil viejo desde el municipio de Bello para acompañar con su alegría y movimientos el transitar de los marchantes. Ni un solo grafiti, ni una sola piedra lanzada, ni un solo vidrio roto, ni un solo desmán se presentó en las más de 3 horas que duró el evento.

Gracias infinitas a esos cuatro gatos comandados por Antonio Peñuela, Jennifer Tobar, Nathalie Libertaria y Pierre Onzaga, incluyendo a todos los líderes en cada una de las 33 ciudades que hicieron sentir su voz de protesta. Todos ellos lograron demostrarle al Estado colombiano, que las personas no están conformes con la forma en que se está desempeñando el nuevo gobierno.

El mensaje fue muy claro, es hora de que el Estado colombiano bajo el mando del presidente Gustavo Petro haga el siguiente movimiento que puede ser comprender el clamor popular y cambiar el rumbo de sus posturas, incluyendo la modificación del gabinete de gobierno, o hacerse el de oídos sordos y continuar en su espiral descendente hacia el socialismo, doctrina que en donde se implementa solo deja a su paso, hambre, desesperación y muerte. Pronto sabremos la decisión que tomó el inquilino de la Casa de Nariño.

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