viernes, abril 19, 2024
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EL RELOJ DEL APOCALIPSIS MARCA LAS 11:58 P.M.

Por: Carlos Andrés Echavarría Blandón.

El reloj del apocalipsis o el reloj del juicio final, es un acto simbólico creado por la Junta Directiva del Boletín de Científicos Atómicos en el año 1947, la cual estuvo conformada por 13 ganadores del premio Nobel que eran profesores en la Universidad de Chicago, con el fin de concientizar a las personas de que tan cerca estamos de la media noche, la cual representa, la destrucción total o catastrófica de la humanidad por causa de una guerra nuclear a escala global.

Desde hace unos pocos años, en el reloj también se incluyen aspectos como el calentamiento global, las pandemias, la nanotecnología y demás ciencias que pudieran representar un daño irreparable al planeta y de la subsistencia de la especie humana. El boletín fijó para el año 2021, las 11 de la noche 58 minutos y 20 segundos; ese reloj está solo a 100 segundos de la medianoche y el fin de la vida como la conocemos.

Desde ese enero del año pasado, no se ha actualizado la hora, pero debe estar aún más cercana a la media noche, debido a un asunto que está desequilibrando el orden mundial, el cual es la amenaza de invasión de Rusia a Ucrania, la cual puede desembocar en una crisis sin precedentes entre Estados Unidos y Europa en contra de la Rusia manejada por un dictador implacable como lo es Vladimir Putin.

Todos los actores en esa ecuación cuentan con armamento nuclear más que suficiente para destruir la vida de cientos de planetas Tierra, lo que lleva a que una pretensión territorial de un país que otrora conformó parte de la URSS y que en tiempo de los zares era el campo fértil de donde se alimentaba el imperio, desemboque en el exterminio de la humanidad, dando la comprobación de la célebre frase de Albert Einstein dicha poco tiempo después de finalizada la segunda guerra mundial y luego de comprobar la destrucción ocasionada por las bombas nucleares lanzadas tanto en Hiroshima como Nagasaki, “No sé con qué armas se peleará la tercera guerra mundial, pero la cuarta será con palos y piedras

A la tensión internacional, ya bastante elevada, se suma la supuesta “ayuda” que ofreció el autócrata ruso tanto a Cuba como Venezuela, de instalar en sus respectivos países, plataformas militares y crear bases terrestres con batallones permanentes, que les ayude a sus débiles regímenes que son la vergüenza del continente, a sostenerse en poder y continuar con el desangre, corrupción y opresión de sus habitantes. Lo cual es una línea roja que el gobierno de Washington no está dispuesto a permitir, debido a que tendría en su “patio trasero” una amenaza militar y sobretodo nuclear, que la misma sociedad norteamericana no está dispuesta a tolerar.

En el presente artículo no se discutirán las causas o repercusiones de esa posible invasión a Ucrania, está enfocado a la posibilidad de la instalación de las plataformas nucleares en los países mencionados dentro del continente americano, debido a que sería un evento muy similar al que ocurrió entre los mismos protagonistas en el año 1962, en donde el reloj del juicio final estuvo igual de cercano a la media noche, y que el mundo conoció como La Crisis de los Misiles Cubanos, el cual se relatará a continuación como una recordación de un evento que pudo destruir países enteros, solo por una lucha irracional de querer imponer la doctrina más asesina de la historia como la hegemónica del globo, El Comunismo. EL QUE NO CONOCE LA HISTORIA ESTÁ CONDENADO A REPETIRLA.

INTRODUCCIÓN

Entre el 16 de octubre y el 20 de noviembre de 1962 el mundo estuvo a solo una imprudencia o a un movimiento mal hecho o a una amenaza ficticia o real, para desatar la tercera guerra mundial, debido a que para ese momento, la URSS tenía más de 50 países bajo su control y los Estados Unidos contaban con el apoyo de otras decenas de países, pudiendo convertir un conflicto dentro de un país caribeño en una catástrofe superior a la segunda guerra mundial en donde participaron 32 países con un saldo de 60 millones de muertos.

En el año 1948, con el bloqueo de Berlín y la separación de las dos Alemanias, se da comienzo a un nuevo modelo de batalla de posición en donde el mundo se divide como un tablero de ajedrez, en donde cada cual coloca sus piezas de forma estratégica, pero no ataca ninguna posición tomada por el rival. El 22 de agosto de 1949, cuando la URSS detonó con éxito su primera bomba atómica, terminando con la hegemonía armamentista de los Estados Unidos, da comienzo real a la etapa conocida como La Guerra Fría, en donde cada una de las dos superpotencias destinaba gran parte de sus recursos al desarrollo de nuevas armas para estar a la vanguardia en un hipotético conflicto entre ambos países.

Para el año 1961, la situación estaba muy complicada para la URSS, debido a que sabía que estaba en una muy amplia desventaja en contra de su enemigo natural. Los Estados Unidos tenían misiles Júpiter, -con capacidad nuclear- instalados tanto en Italia como en Turquía, que podrían bombardear a Moscú en cuestión de minutos y deseaban desesperadamente tener la misma capacidad de amenaza constante para con su rival.

El problema principal era la falta de tecnología que hacía que los misiles soviéticos tuvieran muy poco alcance, es allí en donde la URSS vio con muy buenos ojos, que un país cerca de los Estados Unidos fuera “conquistado” en 1959 mediante una revolución por un grupo comandado por un comunista llamado Fidel Castro, quien para 1961 había declarado en manifestación multitudinaria “¡SOMOS SOCIALISTAS Y SEREMOS SIEMPRE SOCIALISTAS!, por eso somos marxistas-leninistas y siempre seremos marxistas-leninistas

Luego de la fallida invasión en Bahía Cochinos realizadaentre el 15 y 19 de abril de 1961, por un grupo de cubanos exiliados que quisieron retomar el control de su país con la ayuda de la misma Central de Inteligencia Americana, C.I.A., Fidel Castro pide ayuda al primer ministro Nikita Kruschev durante una reunión secreta efectuada en el mes de julio de 1961, para instalar misiles dentro de la isla, petición que fue muy bien recibida por todo el alto mando de la URSS, debido a la imagen de cobardía y falta de decisión dejada por el presidente americano John F. Kennedy, al traicionar a sus aliados cubanos al no permitir que la fuerza aérea prestara ayuda y al impedir que tanto la marina como la infantería tomara parte de la incursión.

Un mes después del acuerdo, en agosto de 1961, los soviéticos habían confirmado esa debilidad en el joven presidente norteamericano al construir el muro de Berlín, un acto claramente hostil que iba en contra de cualquier derecho humano, al cual Kennedy solo lo reprochó mediante una carta de protesta diplomática bastante tibia. El alto mando militar soviético le tomó el pulso al sucesor Dwight Eisenhower quien había sido un brillante militar durante la segunda guerra mundial, incluso fue el general responsable la retoma de Europa mediante el desembarco de Normandía con el cual sabían que ese tipo de medidas serían a otro precio, pero con un blando en el poder, se podían arriesgar a una movida bastante peligrosa y comenzó la planeación de la construcción de las bases en Cuba.

 EL JUEGO DE PODER

En 1962, Estados Unidos estaba en plena campaña electoral para las elecciones legislativas de medio término. Ambos bandos en contienda, Demócratas y Republicanos, tenían como eje central de su política el peligro que significaba para su modo de vida el comunismo, incluso en la época se exageraba la capacidad bélica de la URSS con el fin de sembrar temor dentro del ciudadano promedio y así poder destinar más y más recursos al campo militar del país.

El ciudadano común norteamericano veía con asombro el comienzo de la carrera espacial, en donde los soviéticos tenían una clara ventaja, colocando el primer satélite artificial, el sputnik en 1957; al primer animal en órbita, una perra llamada Laika en 1957 y al primer viajero espacial, Yuri Gagarin en 1961; Además, en toda conferencia internacional Nikita Kruschev decía que estaban produciendo armas nucleares como salchichas, lo que profundizaba el temor en la ciudadanía de haber perdido la ventaja bélica y estar destinados a la aniquilación en caso de una guerra.  

Pero en realidad la URSS estaba bastante alejada del poderío americano, tanto en capacidad como en cantidad de armamento nuclear. Para 1961, USA contaba con 170 tipos de misiles balísticos intercontinentales, la URSS solo contaba con cuatro; USA tenía 8 submarinos con capacidad de transportar y lanzar misiles nucleares a una distancia de 4600 kilómetros, la URSS soñaba con esa tecnología. La cantidad total de misiles nucleares de la URSS era de 700 unidades, todos de medio alcance y con un muy mal sistema de posicionamiento que hacía un milagro que acertaran en el blanco, USA tenía más de 7000 dispersos por todo el mundo.

Los que no se mentían eran los soviéticos, sabían que no contaban con un sistema de ataque que pudiera siquiera inquietar a los Estados Unidos. Dentro de su armamento solo tenían 7 misiles que al ser lanzados desde Rusia podían llegar a suelo estadounidense; ubicados en Siberia, podían alcanzar una pequeña porción de la costa oeste no más allá; en cambio, los americanos si contaban con la tecnología para llegar a cualquier parte de Rusia, incluso, no tenían ni que disparar desde suelo americano, ya que los misiles ubicados tanto en Turquía como en Italia, podrían ser lanzados y en cuestión de 10 minutos estar detonando en Moscú. Así que, con solo el primer ataque americano, la unión soviética ya estaría perdida.      

En la próxima entrega se mostrará la apuesta del primer ministro soviético, Nikita Kruschev, la cual fue bastante arriesgada, pero cuando no se tiene nada que perder, todo lo que llega es ganancia.

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