Más de 50 mil millones de pesos fue la inversión que Medellín hizo en la compra de 64 buses eléctricos para convertir a la ciudad, en un ejemplo ambiental.
Los buses enviados de China, crearon sensación y entrarían a formar parte del parque automotor limpio de la ciudad, en momentos que la calidad del aire se deterioraban.
Los buses adaptados y pintados para integrarse al sistema de servicio público de la ciudad, yacen hoy en un parqueadero en la zona del aeropuerto Olaya Herrera, en donde a la intemperie, se deterioran, sin uso, sin mantenimiento y siguiendo los pasos de la suerte de los célebres carros de basura que en Bogotá, recuerdan a Gustavo Petro.
Pero no solo se trata de los buses y articulados eléctricos, se trata de que la administración actual, paralizó y echó para atrás todos los avances en las apuestas de carros eléctricos y de infraestructura de movilidad eléctrica e inteligente.
Esta ha sido también una consecuencia de la ruptura del triángulo virtuoso de Academia – Empresa – Estado a manos del alcalde; pues justo era Academia y Empresas privadas, las que estaban, junto con EPM, haciendo los esfuerzos para dotar a Medellín de toda la infraestructura necesaria.
En su momento la línea O operaría 17 buses, movilizaría a más de 19.000 pasajeros al día y en una segunda fase, se contaría con 41 buses que transportarían a 47.000 usuarios al día.
Mientras actualmente la ciudad colapsa en movilidad, los buses que serían alternativa, se deterioran en los parqueaderos aledaños al Parque Juan Pablo II en la zona del aeropuerto.
