La fractura interna en el partido Colombia Humana quedó en evidencia tras la renuncia masiva de 18 militantes, quienes aseguran que el movimiento liderado por el presidente Gustavo Petro ha sido «absorbido por una pésima dirección» y manipulado por intereses particulares.
Esta crisis se viene gestando desde la Asamblea Nacional del partido celebrada el 17 de agosto, donde alcanzó su punto más álgido con la salida de un grupo de militantes que acusa a la actual dirigencia de actuar de manera antidemocrática.
La elección de la senadora Gloria Flórez como presidenta de la Colombia Humana ha sido el epicentro de la discordia. Según los militantes que presentaron su renuncia el 17 de octubre, la nueva dirección del partido, controlada por un sector de la bancada parlamentaria, dejó de lado a las bases y ha incurrido en irregularidades para asegurar su control.
En su carta de renuncia, los exmilitantes denuncian que el partido «fue absorbido por una pésima dirección» que ha ignorado los estatutos, la ley y, sobre todo, a los militantes que inicialmente lo fundaron. El grupo asegura que la toma de control ha sido «hostil», dejando al partido como «un aparato anacrónico, ineficiente», que ya no representa los principios originales de la Colombia Humana.
Denuncias ante el CNE y la crisis interna
El conflicto no solo se limita a diferencias políticas. Las acusaciones sobre irregularidades en la Asamblea Nacional ya llegaron al Consejo Nacional Electoral (CNE), que estudia impugnaciones sobre la legitimidad del evento. Entre las quejas se señala que la Asamblea no fue debidamente convocada por la junta directiva, y que los delegados de los municipios no fueron acreditados, según lo estipulado en los estatutos.
Además, se denunció que las votaciones realizadas durante el encuentro carecieron de un sistema imparcial que validara los resultados, generando dudas sobre la legitimidad de las decisiones tomadas, incluida la elección de Gloria Flórez.
Pero los problemas no terminan ahí. Desde el sector disidente también se denunció el mal uso de los datos personales de los militantes, acusando a la dirección de permitir el acceso a esta información a personas que estarían hostigando a los miembros críticos del partido.
Una crisis que beneficia a la oposición
En su carta de renuncia, los 18 militantes no solo apuntan a la dirección interna, sino que advierten sobre el peligro que enfrenta la Colombia Humana de ser «presa fácil de las jugadas golpistas de la derecha», señalando directamente al CNE como un organismo politizado y corrupto que podría estar jugando a favor de intereses contrarios al proyecto de Petro.
La crisis que enfrenta Colombia Humana deja en el aire muchas preguntas sobre el futuro del partido y su capacidad para mantenerse unido. A medida que la disidencia crece y las renuncias aumentan, los críticos del gobierno de Petro, tanto dentro como fuera del movimiento, ven en esta fractura una oportunidad para debilitar su proyecto político.
Con la salida de estos 18 militantes, la Colombia Humana se enfrenta a su mayor reto desde su creación. Lo que comenzó como un movimiento popular con la promesa de transformar el país, ahora parece estar cayendo víctima de sus propias luchas internas y de una dirección que, según sus críticos, ha perdido el rumbo.
