La llegada del banquero Jaime Gilinski Bacal a la Presidencia de Nutresa ha generado un giro estratégico sin precedentes en la compañía de alimentos. Con un estilo de liderazgo marcado por la velocidad y la exigencia, el empresario ha ordenado la ejecución inmediata de planes y proyectos que inicialmente estaban diseñados para desarrollarse en un plazo de cinco años. La decisión ha llevado a que toda la organización enfrente un reto sin precedentes: adaptarse a un proceso de crecimiento acelerado en tiempo récord.
Un cambio de ritmo sin precedentes
Fuentes internas de Nutresa han confirmado a IFMNOTICIAS que la orden de Gilinski de acelerar los procesos ha impactado profundamente la estructura operativa de la compañía. Mientras que en un esquema tradicional los proyectos estratégicos son ejecutados con fases de planeación y ajuste a mediano y largo plazo, el nuevo Presidente ha decidido comprimir ese cronograma y hacer que todas las iniciativas sean implementadas en solo un año.
El efecto ha sido inmediato. Directivos y empleados han tenido que reorganizar sus funciones, priorizando tareas esenciales y descartando aquellas que no generan un impacto inmediato en los objetivos de crecimiento. Este enfoque pragmático y agresivo ha llevado a los equipos de trabajo a niveles de exigencia inéditos, con jornadas laborales extendidas que, según informantes internos, se prolongan hasta altas horas de la noche y la madrugada.
«El ritmo de trabajo ha cambiado drásticamente. Todos estamos enfocados en cumplir las nuevas metas y, aunque es un desafío enorme, también es una oportunidad para demostrar lo que podemos hacer», comentó una fuente dentro de la empresa que prefirió mantener el anonimato.
Una inmersión total en Nutresa
El compromiso de Gilinski con este proceso no es solo administrativo. En un movimiento que demuestra su interés en tener un control cercano del desarrollo de la empresa, el banquero decidió mudarse a Medellín, estableciendo su residencia en un apartamento en Santillana, en el exclusivo sector de El Poblado. Este cambio le permite estar en contacto constante con la operación de la compañía y reaccionar con mayor agilidad ante cualquier desafío que pueda surgir.
Este nivel de involucramiento contrasta con la gestión de administraciones anteriores, donde los altos ejecutivos mantenían una dirección más delegada y con procesos más graduales. La decisión de Gilinski de instalarse en la ciudad muestra su enfoque práctico y su interés en estar presente en cada paso de la transformación de Nutresa.
Para los empleados, este cambio representa tanto una oportunidad como una presión adicional. La presencia del nuevo Presidente en Medellín implica un monitoreo más cercano de los avances y resultados, lo que genera una mayor responsabilidad sobre cada área de la empresa.
Un liderazgo basado en la velocidad y la competencia
Desde su llegada, Jaime Gilinski ha dejado claro que su intención es llevar a Nutresa a un nivel superior de competitividad en la industria de alimentos. Su trayectoria como banquero y empresario ha estado marcada por estrategias de crecimiento acelerado, fusiones y adquisiciones, y una visión orientada a maximizar el valor de sus inversiones en el menor tiempo posible.
Este modelo de gestión busca convertir a Nutresa en una empresa más dinámica, innovadora y enfocada en resultados inmediatos. Sin embargo, la velocidad con la que se están ejecutando los planes también supone riesgos. Expertos en gestión empresarial advierten que un cambio tan drástico puede generar tensiones internas, resistencia al cambio y dificultades en la adaptación operativa.
Aun así, el equipo de Nutresa ha asumido el reto con determinación. La empresa, que ya era reconocida por su solidez en el sector, ahora enfrenta la oportunidad de consolidarse aún más en el mercado nacional e internacional.
Desafíos y perspectivas futuras
La transformación impulsada por Gilinski no está exenta de desafíos. Acelerar la ejecución de proyectos estratégicos en un solo año requiere una coordinación extrema entre todas las áreas de la empresa. Además, la necesidad de descartar proyectos menos prioritarios implica tomar decisiones difíciles que pueden afectar a ciertos segmentos del negocio.
Otro reto clave es la gestión del talento humano. El ritmo de trabajo intensificado puede generar desgaste entre los empleados, por lo que los observadores del proceso ven como fundamental que la compañía implemente estrategias para mantener la motivación y el compromiso de su equipo.
A pesar de los desafíos, la apuesta de Gilinski refleja una visión ambiciosa para Nutresa. Si la estrategia logra los resultados esperados, la empresa podría experimentar un crecimiento sin precedentes y fortalecer su posición en el sector de alimentos, tanto a nivel local como internacional.
El mercado seguirá de cerca la evolución de esta transformación, y el éxito o fracaso de esta estrategia dependerá en gran medida de la capacidad de adaptación de Nutresa y de la efectividad del liderazgo de Gilinski. Por ahora, lo único seguro es que la compañía ha entrado en una nueva era de cambio y velocidad, con un futuro lleno de retos y oportunidades.
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