Por Iván González
Las placas de un vehículo no se pueden ocultar. Que las autoridades monten retenes militares y los detengan de inmediato y les pongan una demanda. Y si intentan resistirse usando armas, que reciban una respuesta igual o mayor de parte del gobierno.
Es no sólo la obligación por mandato de ley sino también legítima defensa. Pero estas tribus no pueden violar las leyes de la nación. Las tienen que acatar como todos los colombianos. Y mucho más cuando están usando mal los dineros que con tanto sentido de caridad y lástima les damos.
Dizque para que dejen de ser limosneros y mendigos pero además de eso son atrevidos y altaneros y agresivos. No podemos tolerar que sean abusivos. Ya no piden sino que exigen.
Si por haber suplicado clemencia y humillado mostrando fingida humildad para generar lástima y por eso les hemos tenido compación, no pueden pensar que somos tontos, miedosos o débiles.
Entonces enseñemos lo que es la prudencia, la cordura y la sensatez para que bajen su soberbia y su altivez. Para que aprendan como la letra con sangre entra.
Porque si en sus familias de niños no los educaron ni dieron civilización con amor, ahora les toca de hombres aprender con dolor.
Si nosotros conocemos y practicamos la fuerza de la razón y ellos solo saben usar la razón de la fuerza, nos están dando motivo y obligando, legal y legítimamente, para emparejarlos en la idea.
Con la gran ventaja que no están en capacidad de igualarnos en fuerza, si eso es lo que quieren. Y si les queda algo de cordura instintiva podrán ver esa evidente realidad y proceder con prudencia aceptando nuestras racionales condiciones y mejores formas de vida. De lo contrario caerán en el abismo por su propio y libre albedrío. Esperemos que entiendan si tienen alguna mínima chispa de inteligencia.
Señores, (por darles ese indulgente trato, porque ya ni siquiera se lo merecen, menos el de Dones) Alea jacta est.
Y si no entienden o no quieren entender, eso ya no tiene importancia. Ni nos interesa ni daremos mas oportunidades de escucharlos. Ya hemos dado demaciadas y no han respondido con correspondencia ni reciprocidad.
Los pueblos son instrumentos ciegos de su ignorancia y forjan su propio destino. Deberían aprender de la historia de sus símiles norteamericanos para no correr la misma desdichada suerte por su voluntad.
Dandose cuenta que el ser humano está irremediablemente predestinado para ser cada generación más civilizado y ser mejor por evolución natural, desechando todo cuanto no mejore o se degrade. Nunca lo contrario.
