Luego de una mañana aparentemente calmada durante las machas del paro ilegal de este 28 de abril, los manifestantes comenzaron a expresar su violencia en contra de comercios, oficinas y mobiliario público.
Sin saber de dónde aparecieron, la marcha inicial desde las 6 de la mañana que comenzó a recorrer las principales vías de la ciudad, fue encabezada por miembros de una “Guardia Indígena”, figura extraña para Medellín, pues tradicionalmente la ciudad no ha sido epicentro de estos grupos étnicos como sí lo ha sido Pasto o Popayán.
Durante la mañana, la marcha colapsó el flujo vehícular mientras las arengas y algunas explosiones de papas bomba resonaban sin que existiera actos de vandalismo registrados.
Pasado el medio día y conocidas las imágenes de lo que venía ocurriendo en Cali, en donde ya se registraban saqueos a almacenes como el Éxito y eran incendiados y vandalizados autobuses del sistema integrado MIO, la cosa en Medellín fue diferente.
Encapuchados comenzaron a atacar el mobiliario urbano, a derribar las torres de cámaras de seguridad, cámaras de fotomultas y semáforos. Los hechos más graves, se registraron, cuando comenzaron a atacar entidades bancarias y oficinas con personal dentro quienes vivieron momentos de pánico mientras temían por sus vidas.
El momento más crítico lo vivieron los empleados de una sucursal bancaria quienes aterrados vieron como los vándalos rompían los vidrios de la oficina e ingresaban destrozando los computadores, enseres y poniendo en riesgo la vida de los trabajadores; quienes buscaban con sus gritos abogar por su seguridad.
