La COP16, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad, se encuentra en su fase final en Cali, Colombia. Tras una semana intensa de negociaciones, la comunidad internacional se enfrenta a desafíos y éxitos en la búsqueda de soluciones para revertir la alarmante pérdida de biodiversidad.
A pesar de los avances, los cuellos de botella persisten, especialmente en temas críticos como el financiamiento y la distribución justa de beneficios.
A medida que las discusiones avanzan, la ministra de Ambiente de Colombia y presidenta de las negociaciones, Susana Muhamad, calificó los progresos en “algunas cuestiones fundamentales” como “alentadoras”, destacando la importancia del espíritu colaborativo entre las 196 partes involucradas.
Sin embargo, el proceso de negociación ha sido complejo. El texto sobre financiamiento acumula 1.956 corchetes, mientras que el relativo a la repartición de beneficios de la Información Digital Genética presenta 300. Estos números son un claro reflejo de las dificultades que enfrenta la cumbre.
Las decisiones se toman en pequeños grupos especializados, donde se analizan los textos palabra por palabra, transformándose en decisiones oficiales solo cuando se aprueban en la plenaria.
Desde el inicio de la COP16, Colombia ha impulsado cuatro temas prioritarios:
- La participación efectiva de las comunidades en las negociaciones
- El desarrollo de un mecanismo para evaluar el avance de los acuerdos
- Mejora del flujo de recursos
- La distribución justa de beneficios para la conservación de la naturaleza.
Sin embargo, tras una semana de discusiones, muchos detalles permanecen “crudos”. La creación de un órgano permanente para asesorar a la COP y garantizar la inclusión de los derechos de los pueblos indígenas ha encontrado resistencia, especialmente de países como Rusia e India.
El cuello de botella del financiamiento
Un tema central que ha dominado las discusiones es el financiamiento, considerado el “cuello de botella” de las negociaciones.
La falta de recursos es un obstáculo significativo para que los países cumplan con sus compromisos. Conservar la biodiversidad global requiere entre $722 mil y $967 mil millones de dólares anuales, y para Latinoamérica cumplir con los compromisos del Marco Kunming-Montreal se necesitan más de $430 mil millones, mientras que solo se reciben alrededor de $1.782 millones.
De los $200 mil millones prometidos por los países desarrollados en la COP15 para alcanzar los objetivos de conservación a 2030, apenas se han movilizado $ 200 millones, menos del 1%. Además, la OCDE ha informado que el 45% de los recursos destinados a proyectos de biodiversidad en la región han llegado en forma de préstamos, lo que complica aún más la situación.
Llamado a la Acción Global
Durante la COP16, el secretario general de la ONU, António Guterres, instó a los líderes mundiales a intensificar sus compromisos en la protección de la biodiversidad y la lucha contra el cambio climático.
En su discurso, Guterres destacó la urgencia de frenar el saqueo de la biodiversidad y propuso aumentar la inversión en energías renovables y restauración de bosques a 2.000 millones de dólares para 2030.
Controversias y reacciones
La COP16 no ha estado exenta de controversias. Un video de Lionel Messi, en el que apoya la cumbre, desató críticas en redes sociales por supuestamente haber sido editado para incluir un mensaje sobre la COP16. La ministra Muhamad defendió el video, afirmando que fue parte de una campaña más amplia.
Además, el presidente Gustavo Petro, utilizó la plataforma de la COP16 para criticar la falta de acción global frente a la crisis climática y cuestionar las estructuras burocráticas de las Conferencias de las Partes.
Petro abogó por un cambio en los modos de producción para proteger el planeta y llamó la atención sobre la crisis energética en Ecuador, buscando fortalecer la cooperación entre naciones.
Uno de los temas más controversiales ha sido la decisión de Petro de no vender energía a Ecuador, un país que ha dependido de las importaciones energéticas de Colombia para satisfacer su demanda. En lugar de fortalecer esta relación comercial, el presidente ha optado por priorizar las necesidades internas, lo que ha generado tensiones en la región.
Por otro lado, el bloqueo impuesto por EE. UU. a Venezuela tuvo un impacto significativo en la capacidad de ese país para importar y exportar energía, lo que a su vez afecta a Colombia.
Petro ha manifestado su deseo de mantener una postura independiente frente a la presión estadounidense, argumentando que la crisis energética no debe utilizarse como una herramienta de control político. Sin embargo, su enfoque ha generado críticas, especialmente de aquellos que consideran que su política podría ser perjudicial para la seguridad energética de Colombia.
Con la COP16 llegando a su fin, los días más agitados están por venir. A medida que los negociadores trabajan para superar los desafíos económicos y alcanzar acuerdos significativos, la comunidad internacional observa de cerca los avances en la lucha por un futuro sostenible.