La violencia no da tregua en el Catatumbo, esta vez un ataque premeditado tuvo lugar cuando criminales dispararon desde una posición elevada contra la Policía Nacional en San Calixto, Norte de Santander.
El resultado de este ataque fue la muerte del subteniente Anderson Yassing Gómez Posada y una niña de 12 años quedó herida. El grupo ilegal responsable del atentado aún no ha sido identificado, pero en la zona operan tanto la guerrilla del ELN como las disidencias de las FARC, lo que pone en la mira a estos grupos terroristas.
El subteniente Gómez, un oficial comprometido con su labor, fue impactado en el tórax por disparos de francotiradores mientras acompañaba a un grupo de personas hacia una Comisaría de Familia.
De manera simultánea, la estación de Policía de San Calixto también fue hostigada con ráfagas de armas de fuego, en un claro intento de amedrentar tanto a las autoridades como a la población civil.
La herida que recibió el subteniente fue fatal y a pesar de los esfuerzos por evacuarlo en un helicóptero hasta un centro médico especializado en Cúcuta, no sobrevivió. El general William Salamanca, director de la Policía Nacional, confirmó con pesar que el subteniente llegó sin signos vitales al hospital.
Una niña de 12 años también herida en el ataque
El ataque indiscriminado no solo afectó a las fuerzas de seguridad, sino también a una niña de 12 años, quien resultó herida en la cabeza.
Aunque su condición no es grave, según los primeros reportes médicos. La Policía Nacional ha ofrecido una recompensa de hasta $100 millones de pesos a quien brinde información que permita identificar y capturar a los responsables de este acto cobarde.
La zona del Catatumbo, tristemente famosa por ser un epicentro del conflicto armado y el narcotráfico, sigue siendo una de las más violentas del país, donde los grupos ilegales buscan imponer su control a sangre y fuego.
San Calixto, una tierra marcada por el terror
San Calixto, como muchos otros municipios del Catatumbo, sigue viviendo bajo el yugo del terror impuesto por los grupos armados ilegales.
Tanto el ELN como las disidencias de las FARC han dejado un rastro de muerte y desolación en la región, afectando a la población civil y a las autoridades que intentan restablecer el orden. La impunidad y la falta de control estatal en estas zonas permiten que estos grupos operen a sus anchas, sembrando el miedo y cobrando vidas inocentes.
Las autoridades han intensificado los operativos en la zona y prometen no descansar hasta llevar ante la justicia a los responsables de este nuevo ataque. Sin embargo, para los habitantes del Catatumbo, la realidad es que la paz parece cada vez más lejana, y la sombra de la violencia sigue acechando cada rincón de su territorio.
La muerte del subteniente Anderson Gómez es un recordatorio doloroso de los sacrificios que hacen los hombres y mujeres de la Fuerza Pública por proteger a la ciudadanía, en un país donde los grupos armados continúan desafiando el orden y la justicia.
