El duelo migratorio de los venezolanos los ha llevado a tener una sensación de no ser ni de aquí ni de allá por la sencilla razón de no haber nacido en Colombia y de poder regresar y encontrarse con un país completamente diferente al que dejaron.
En 1998 el pueblo venezolano fue asaltado por un fenómeno migratorio que jamás había vivido, unas 768. 000 personas con recursos financieros y un alto nivel educativo comenzaron abandonar el país por los cambios políticos, la percepción de riesgo y la inseguridad frente a diversos delitos, esto se llevó a cabo hacia América del Norte y Europa. La situación no mejoró en Venezuela y en el año 2015 la juventud se sumó a la ola migratoria, llegando a países de América Latina y el Caribe por vía terrestre, sin documentos y sin dinero.
No obstante, el migrante venezolano ha tenido que superar este duelo para poder enfrentar su nueva realidad de ser un ciudadano en algún rincón del mundo. En Colombia, la ciudad de Medellín ha sido uno de los principales destinos de los venezolanos. Quienes se encuentran en ella se han visto obligados y siguen sorteando un sin fin de dificultades para poder sobrevivir de una manera digna.
En esta tierra paisa, los migrantes venezolanos sienten mayor acogida, menos xenofobia y mayores oportunidades laborales, aunque sea en empleos informales, no acordes a la profesión que la mayoría certifica. Subpagados e incluso explotados, como ellos dicen, le han metido el pecho y han salido adelante.
La similitud de Medellín, sobre todo con la ciudad de Caracas, capital de Venezuela, les ha invitado a construir en la capital del departamento su nueva vida. Comparan el Valle de Aburrá con su terruño. El Hueco les recuerda a su mercado urbano de la Hoyada, Coltejer a su edificio la Previsora y la Avenida Las Palmas a su Cota Mil, por citar solo algunos tópicos. El clima y la amabilidad paisa al igual que la caraqueña, les hace sentirse como en casa.
Venezuela, la tierra en la que nacieron, Medellín, la tierra en la que viven
La gran mayoría del pueblo venezolano, aunque no fue del todo testigo, tiene conocimiento del espíritu de acogida que Venezuela brindó a migrantes europeos, centro y suramericanos a causa de las guerras, dictaduras, conflicto armado o narcotráfico.
La vivencias de los abuelos, de las madres y padres; así como la historia reciente dan cuenta de ello. Venezuela, sin estar preparada, tendió la mano y superó las vicisitudes que le significó la estadía de personas en estado de necesidad.
Desde hace más de 20 años la diáspora del vecino país ha sufrido hambre, maltrato laboral, desescolarización, explotación infantil, violencia intrafamiliar y xenofobia. Hoy día hay un gran agradecimiento y solidaridad; ese es el sentimiento del venezolano hacia el antioqueño porque aunque nunca faltan los problemas, siempre hay una luz a final del túnel.
Siendo Medellín la segunda ciudad de Colombia con más población migrante venezolana, según Migración Colombia, 241.166 personas y de ellos 6,4% en el Valle de Aburrá, la educación infantil es una de las principales preocupaciones de las familias venezolanas.
En el 2023 el 13,3% de los niños venezolanos no estaban matriculados en ninguna institución educativa, según reveló el informe reciente de Medellín Cómo Vamos.
Desde la Secretaría de Educación se dio a conocer que durante ese año fueron matriculados 36.959 niños venezolanos en instituciones educativas públicas y privadas en Medellín.
Otra de las preocupaciones de los ciudadanos venezolanos es el acceso a la salud. En Medellín solamente 109.545 migrantes están afiliados al sistema de salud, según los datos reportados por el Gobierno Nacional y el Programa USAID de los Estados Unidos.
Si bien en los dos grandes momentos de la situación migratoria venezolana llegaron al país empresarios, profesionales, estudiantes y trabajadores con oficio calificado, es innegable que en los últimos años la población migrante se ha visto manchada por actores delictivos que se han sumado a los grupos armados ilegales y criminales del país. Medellín ha sido víctima de esta situación.
En nuestra tercera entrega testimonios de venezolanos que hoy viven en Medellín y que aman esta tierra como suya.
Estos migrantes, en diálogo con IFMNOTICIAS reconocen y condenan la realidad, de que muchos se han dedicado a la ilegalidad y que lamentablemente estas acciones de otros cierran puertas para los de bien, quienes siempre abogan por actividades de integración y no más estigmatización.