Por: Iván González
Lo nefasto que es el hecho de que una Fuerza Policial sea partidista está totalmente comprobado con la cruenta violencia de la década de 1950. Y eso ya se había depurado casi que totalmente.
Ahora reapareció con el nombramiento de un director general que se ha declarado totalmente partidista reviviendo la tenebrosa POPOL. Y si el director puede votar y participar en política todos sus subalternos también. Por igualdad de oportunidades.
Ademas de hipócrita para salvar apariencias. Pone a sus subalternos policías a confrontar a los seguidores y partidarios de su líder político Petro, por el cual, sin ningún recato, votó participando en partidismo político. Luego no puede exigirle a sus hombres que sean apolíticos y apartidistas si el mismo no lo es.
Por eso hemos dicho que nombrar a un general politizado de director fue un descomunal error que podría costarnos mucho sufrimiento. Mucho más que los de los años de 1950.
Un general tiene que ser totalmente neutral que da prioridad a la Patria, la Ley y la Constitución y no ha un partido ni líder político. Menos a un terrorista ni a un partido que es un grupo criminal como el M19.
Un general tiene que ser nacionalista, coherente, firme en las convicciones, creíble, confiable, estable y de principios. Que no se deja comprar por un grado, un cargo y hasta por un salario. Para ser merecedor.
Por dignidad no debió aceptar ese nombramiento. Una muy oscura mancha para la historia de la institución y un gran peligro para la nación.
Quien olvida la historia la repite.
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