El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente de Rusia, Vladimir Putin, ya se encuentran en Alaska para una cumbre que se desarrollará en la Base Aérea Elmendorf, en Anchorage. La reunión marca la primera visita de Putin a territorio occidental desde el inicio de la invasión a Ucrania en febrero de 2022.
El encuentro tenía programado una primera conversación a solas entre ambos mandatarios, acompañados únicamente por intérpretes, seguida de un almuerzo de trabajo con asesores.
Según el Kremlin, las conversaciones podrían extenderse entre seis y siete horas. Ninguno de los dos líderes planea desplazarse a la ciudad, donde grupos de manifestantes se han reunido con mensajes de respaldo a Ucrania.
En declaraciones previas a bordo del Air Force One rumbo a Anchorage, Trump señaló que no acudía a negociar, sino a “sentar en la mesa” a las partes involucradas. Definió el encuentro como una “reunión de tanteo” y advirtió que podría retirarse en minutos si no se evidenciaban avances. También reiteró que consultará a líderes europeos y al presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, antes de un eventual acuerdo tripartito que incluya definiciones sobre el territorio en disputa.
Zelensky, quien no fue invitado a la cumbre, expresó en redes sociales que “los pasos necesarios deben ser tomados por Rusia” y manifestó que Ucrania cuenta con el respaldo de Estados Unidos.
Putin llega a esta cita tras recientes avances militares en el frente de batalla, lo que, según analistas, podría fortalecer su posición en una eventual negociación de alto el fuego. El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, afirmó que Moscú no hará pronósticos sobre el resultado y sostuvo que la postura de su país es “clara y sin ambigüedades”.
Trump, quien ha afirmado que podría lograr la paz en 24 horas, ha responsabilizado al presidente Joe Biden por la prolongación del conflicto. Pese a contactos previos y a una reunión en febrero en la que instó a Zelensky a ceder terreno, el Kremlin no ha mostrado disposición a compromisos. El exmandatario estadounidense advirtió sobre “consecuencias muy severas” si no se avanza hacia un alto el fuego inmediato.