La senadora Paloma Valencia, una de las voces más fuertes del Centro Democrático, no se quedó callada ante lo que considera un abuso de poder por parte de Jaime Raúl Salamanca, presidente de la Cámara de Representantes. La controversia estalló cuando Salamanca, en plena plenaria, apagó el micrófono del representante Óscar Villamizar, también del Centro Democrático, sin una razón aparente. Este incidente provocó una fuerte reacción en redes sociales por parte de Valencia, quien comparó a Salamanca con el controvertido político venezolano Diosdado Cabello.
“El Presidente de la Cámara, del Partido Verde, irrespetó la democracia de una manera vergonzosa al tratar así a mi compañero Óscar Villamizar. Parece que tiene delirios de Diosdado Cabello, cree que las normas no le aplican”, publicó Valencia en su cuenta de X, en referencia al incidente.
La tensión se originó durante la discusión de un proyecto de ley. Villamizar, al intentar expresar su opinión, apenas pudo decir unas palabras antes de que Salamanca le cortara el micrófono, lo que generó un intercambio acalorado. El Presidente de la Cámara argumentó que la intervención de Villamizar no se ajustaba a las mociones de orden, limitándose a abrir el registro para la votación. Sin embargo, para el Centro Democrático, este acto fue interpretado como una maniobra autoritaria para silenciar a la oposición.
Villamizar, visiblemente molesto, se acercó a la mesa directiva para confrontar a Salamanca, quien le advirtió que podría ser sancionado. La respuesta de Villamizar fue desafiante: “Dígale a la Policía que me saque”, retó, señalando lo que percibió como un intento de censura.
En un esfuerzo por calmar las aguas, Salamanca recurrió a las redes sociales, donde invitó a Villamizar a “un café tranquilo” para seguir “trabajando por el país”. No obstante, el representante del Centro Democrático no tardó en responder, calificando la actuación de Salamanca como una muestra de “decisiones dictatoriales”. “Presidente, sea honesto. La violencia política la ejerce usted quitándonos la palabra sin razón”, escribió Villamizar, recordando incidentes similares con otros representantes.
El conflicto escaló aún más cuando Lina María Garrido, segunda vicepresidenta de la Cámara y militante de Cambio Radical, salió en defensa de Villamizar. Garrido denunció que la sanción impuesta por Salamanca no fue consultada con el resto de la mesa directiva, calificando la medida como arbitraria y totalitaria. “Sancionar y silenciar de forma arbitraria al representante Villamizar es vulnerar los derechos de los santandereanos que votaron por él”, afirmó en un comunicado.
Este episodio no solo expone las tensiones entre la oposición y el oficialismo en el Congreso, sino que también pone de relieve el delicado equilibrio entre la libertad de expresión y el respeto a los procedimientos legislativos en el corazón de la política colombiana.
Mientras algunos defienden las acciones de Salamanca como una medida para mantener el orden, otros, como Valencia y Villamizar, ven en ellas un intento de silenciar a las voces críticas. El debate continúa y promete avivar aún más la polarización en el escenario político del país.