La relación entre Estados Unidos y Venezuela atraviesa un nuevo episodio de tensión marcado por dos hechos simultáneos. Primero el endurecimiento de las acciones de norteamérica contra el comercio petrolero venezolano y, en segundo lugar, la liberación de decenas de presos políticos ordenada por el Gobierno de Nicolás Maduro.
Ambos movimientos, aunque distintos en naturaleza, se desarrollan en un mismo contexto de presión diplomática y tienen efectos que trascienden las fronteras venezolanas, con repercusiones directas en Cuba, uno de los principales aliados energéticos de Venezuela.
Por un lado, Estados Unidos ha reforzado su estrategia para limitar la exportación de crudo venezolano mediante el control de la denominada “flota fantasma”, utilizada para sortear sanciones y mantener envíos a terceros países.
Esta ofensiva en el Caribe ha reducido la capacidad de Venezuela para sostener sus despachos petroleros, especialmente hacia Cuba, que depende en gran medida de ese suministro.
La reducción de los envíos de crudo venezolano se produce en un momento crítico para Cuba. La isla atraviesa una crisis económica y energética prolongada, caracterizada por apagones extendidos, restricciones productivas y escasez de combustibles.
Desde el año 2000, con la firma del Convenio Integral de Cooperación entre ambos países, Venezuela se consolidó como el principal proveedor energético de Cuba, suministrando petróleo a cambio de servicios profesionales. Sin embargo, especialistas coinciden en que los volúmenes han disminuido de forma sostenida durante la última década, afectados por la caída de la producción venezolana y el régimen de sanciones estadounidenses.
Estimaciones independientes indican que Cuba necesita entre 110.000 y 120.000 barriles diarios de petróleo para cubrir su demanda. Cerca de 40.000 barriles provienen de producción nacional y el resto debe importarse. Venezuela, que en años anteriores llegó a enviar hasta 100.000 barriles diarios, habría reducido sus despachos este año a un promedio cercano a los 27.000 barriles. Esta diferencia se traduce en cortes prolongados de energía, paralización de industrias y dificultades en el abastecimiento de combustibles.
Ante este escenario, otros países han aportado volúmenes limitados. Rusia ha realizado envíos puntuales durante 2025, mientras que México redujo de manera significativa sus despachos respecto al año anterior, en un contexto marcado por sus relaciones comerciales con Estados Unidos. Analistas consideran que estas contribuciones no compensan el déficit generado por la caída del crudo venezolano.
Al mismo tiempo, el Gobierno venezolano anunció la excarcelación de entre 71 y 99 personas detenidas por motivos políticos, un gesto interpretado por organizaciones y analistas como parte de un intento por aliviar la presión internacional en medio del aumento de las advertencias de EE. UU.
Dicha liberación de presos políticos fue recibida con cautela, ya que estás organizaciones, que por un lado valoraron las excarcelaciones, insistieron en que persiste un alto número de detenciones consideradas arbitrarias.
El Comité de Madres en Defensa de la Verdad consideró que es un logro «insuficiente», por lo que exigió «la libertad plena», a través de una amnistía general, de todos los detenidos después de las elecciones de julio de 2024.




