Un curioso movimiento en contra de la presencia de los “gringos” que alquilan y compran viviendas en esta zona de la ciudad de Medellín, ha surgido como rechazo al fenómeno de gentrificación que se viene dando en los últimos años.
Para nadie es un secreto que la ciudad de Medellín se ha convertido en un destino atractivo por extranjeros para el turismo de corto y mediano plazo, muchos de ellos que sólo vienen a divertirse de manera exagerada saltándose las normas de convivencia.
El movimiento se ha mostrado ya evidente en los postes de alumbrado público, en una amplia zona del barrio El Poblado, en donde pequeños carteles vienen siendo fijados, en rechazo de la presencia de los “gringos” a quienes atribuyen que se eleven los precios de las viviendas, tanto para precios de alquiler como para compra; alterando la lógica normal del poder adquisitivo de los ciudadanos locales, quienes se ven abocados al desplazamiento hacia zonas periféricas de la ciudad.
Aparte de ello, el movimiento rechaza la presencia de aquellos turistas que se fijan en viviendas que son alquiladas por por corta estancia, alterando también, la normalidad de los vecindarios urbanizaciones y edificios, que ven como el estilo normal de vida, se ve violentado por las excesivas fiestas hasta altas horas de la noche y la presencia cada vez más copiosa de prepagos, micro trafico y escándalos.
En los postes señalan claramente: “No Gringos, impidan que los colonizadores inflen los precios”.
El problema que se viene generando en El Poblado no solo afecta a las familias de esta parte de la ciudad; sino que también afecta a otras localidades de Medellin, como por ejemplo, el barrio Laureles, cuyas casas comienzan a desaparecer para dar paso a hoteles y edificios cuyos apartamentos son dedicados para el alquiler a través plataformas, haciendo que sus habitantes tradicionales se vean ahora desplazados hacia otros lugares de la ciudad, quienes aseguran, desmejora sus condiciones y calidad de vida.
El proceso de Gentrificación, ha llevado a que muchas personas que vivían en alquile, les hayan cancelado sus contratos de manera abrupta, inclusive los propietarios los sacan pagándoles las penalidades, para poder duplicar, triplicar y hasta cuadruplicar el precio del canon de alquiler; lo que hace discriminatorio el acceso a la vivienda en estos sectores, priorizando a los extranjeros antes que a los habitantes locales por los precios inflados, lo que se ha ha llamado, una nueva burbuja.
Un reciente informe del la Alcaldia de Medellin dio cuenta que más de 1700 viviendas vienen siendo utilizadas para alquileres de corta estancia o dedicadas a hospedar a turistas extranjeros, sin contar con los requisitos legales vigentes, haciendo que sean viviendas comunes, las que compiten con la hotelería formal en desigualdad de condiciones; incrementando con ello, los problemas sociales conexos al turismo no regulado ni controlado, como lo es la explotación sexual de menores, El asalto por vía de escopolamina y muerte a turistas de extranjeros; fenómenos que vienen en crecimiento en la estadísticas, entre otras complejas situaciones.
El movimiento que ya se evidencia en los postes de vía pública de El Poblado, es también una expresión libre de la inconformidad ciudadana a esta problemática, y si bien en varios conjuntos residenciales, las juntas de administración han sido enfáticas en prohibir el alquiler de corta estadía a extranjeros, no siempre es fácil de hacer cumplir la norma, generando conflictos de convivencia; además de eso, no exime la puesta en venta de muchas viviendas sólo para personal extranjero elevando los precios de acceso a la vivienda para los ciudadanos locales, nuevamente discriminando al ciudadano colombiano por precio.
