La relación entre el Gobierno nacional y Canal 1 atraviesa uno de sus momentos más tensos, luego de que Plural Comunicaciones, operador de la señal, interpusiera una acción judicial en la que denuncia un presunto patrón de actuaciones oficiales orientadas a retirarle la concesión para operar el canal de televisión abierta. El recurso judicial ya fue admitido y ha reactivado un debate que trasciende lo contractual para instalarse en el terreno de la libertad de expresión y de prensa.
Según Plural Comunicaciones, la controversia dejó de ser un asunto técnico o administrativo para convertirse en un pulso de poder entre el Ejecutivo y un medio de comunicación. En la accion judicial, la empresa sostiene que distintas decisiones adoptadas por la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), así como actuaciones del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, habrían vulnerado derechos fundamentales como el debido proceso, la igualdad y la libertad de empresa, con efectos directos sobre el ejercicio periodístico.
El operador del canal argumenta que las investigaciones, requerimientos y pronunciamientos oficiales no pueden analizarse de manera aislada, sino como parte de una secuencia de acciones que, en su criterio, buscan debilitar su posición contractual y abrir el camino para la eventual pérdida de la concesión. En ese contexto, Plural Comunicaciones advierte que el uso del aparato estatal contra un medio de comunicación plantea riesgos para el pluralismo informativo y la independencia editorial.
Desde el Gobierno, las actuaciones han sido defendidas como el ejercicio regular de funciones de inspección, vigilancia y control sobre un contrato público. Las autoridades han insistido en que no existe persecución alguna y que las decisiones adoptadas responden a obligaciones legales, enmarcadas en la regulación del sector de las telecomunicaciones y la competencia. No obstante, la judicialización del conflicto ha elevado el tono del debate y ha puesto bajo escrutinio la relación entre el poder público y los medios.
El caso ha sido comparado por analistas con la controversia surgida alrededor del contrato para la expedición de pasaportes, en contra de Thomas Greg & Sons; en la que también se cuestionó el alcance de las decisiones gubernamentales y su impacto sobre la seguridad jurídica de los contratistas. En ambos escenarios, la discusión se ha desplazado hacia los límites del poder administrativo y la necesidad de garantizar reglas claras y estables.
La acción judicial presentada por Plural Comunicaciones, busca que un juez constitucional determine si, más allá de la legalidad formal de las actuaciones, se configuró una afectación a derechos fundamentales. La admisión del recurso abre la puerta a un pronunciamiento judicial que podría sentar un precedente relevante sobre la protección de los medios frente a eventuales presiones estatales.
Mientras avanza el trámite judicial, el debate sigue abierto. Para sectores de la opinión pública, el caso representa una alerta sobre la relación entre el Gobierno y la prensa; para otros, es una controversia contractual que debe resolverse en los escenarios institucionales previstos por la ley. En cualquier caso, el desenlace tendrá implicaciones que van más allá de Canal 1 y tocarán el corazón del debate democrático en Colombia.






