Puerto Antioquia, uno de los proyectos portuarios más ambiciosos y estratégicos para el país, ha redefinido su cronograma y ahora proyecta su apertura completa para enero de 2026. Aunque inicialmente se había anunciado que el puerto entraría en operación formal durante el mes de noviembre, los avances en varios frentes operativos y la necesidad de resolver asuntos pendientes con comunidades de la zona llevaron a una reprogramación de la fecha.
Pese a que la inauguración oficial aún no se ha realizado, el puerto ya se encuentra en funcionamiento parcial. Durante los últimos meses ha recibido embarcaciones destinadas exclusivamente a transportar materiales para su propia culminación, mientras se realizan pruebas técnicas, operativas y tecnológicas que permitirán garantizar que, una vez entre en operación plena, lo haga bajo condiciones de eficiencia y seguridad.
Lo que falta
La razón principal del aplazamiento obedece a la necesidad de concluir obras complementarias, especialmente en zonas de patio, instalaciones administrativas, plataformas de almacenamiento y sistemas tecnológicos. Estas labores forman parte de la fase final del proyecto y son indispensables para que el puerto pueda operar con toda su capacidad proyectada. Paralelamente, se adelantan ensayos de equipos esenciales como grúas pórtico y equipos RTG, así como simulacros logísticos y pruebas de protocolos de emergencia y seguridad, todos ellos previstos dentro del proceso preoperativo.
Otro frente determinante ha sido el diálogo con las comunidades de Turbo y municipios cercanos. Desde hace meses, habitantes de la zona vienen solicitando ajustes en materia de movilidad urbana y mejoras viales que faciliten el tránsito de carga hacia las áreas urbanas y rurales de la región. Las inquietudes generaron incluso advertencias de posibles bloqueos al inicio de las operaciones, lo que llevó a que directivos del proyecto y autoridades locales abrieran espacios de concertación para atender las solicitudes. Las mesas de trabajo han permitido avanzar en acuerdos sobre obras adicionales y compromisos de inversión, lo que facilitó la continuidad de las actividades programadas dentro del proyecto. Por ejemplo, en Turbo, piden 18 kilómetros de vía de conexión entre el Puerto y el casco urbano.
Lo que aportará
Puerto Antioquia, ubicado en el Golfo de Urabá, es considerado una pieza fundamental para transformar la logística y el comercio exterior colombiano. El complejo ocupa alrededor de 140 hectáreas y cuenta con un viaducto marítimo de más de tres kilómetros, una de las estructuras más extensas de su tipo en el país, con más de mil pilotes de concreto en el mar. Su diseño multipropósito permitirá movilizar carga en contenedores, graneles, carga general y productos perecederos, con una capacidad estimada de hasta seis millones de toneladas anuales en su primera fase.
El área de influencia directa abarca los municipios de Turbo, Apartadó, Carepa y Chigorodó, una franja productiva que históricamente ha sido un motor agrícola del país. La construcción del puerto ya ha generado más de 12.000 empleos entre directos e indirectos, y se estima que, una vez inicie su operación total, se consolidarán cerca de 1.500 empleos permanentes y miles más en actividades asociadas a transporte, logística, agroindustria y servicios.
La puesta en marcha del puerto tendrá un impacto significativo en sectores como el banano y el plátano del Urabá, que representan una parte sustancial de las exportaciones agrícolas de Antioquia. También beneficiará cadenas productivas como el café, el aguacate hass, los cítricos y las manufacturas del Eje Cafetero y el Oriente antioqueño. La reducción en tiempos y costos logísticos podría ser sustancial, permitiendo mayor competitividad frente a mercados de Norteamérica y Europa.
Compromiso con la sostenibilidad
Además del sector agroindustrial, Puerto Antioquia será clave para impulsar proyectos de energía renovable, especialmente en la logística de componentes eólicos y solares. Su área especializada en manejo de carga refrigerada permitirá fortalecer la exportación de productos perecederos, mientras que la conectividad del Golfo de Urabá lo proyecta como un nuevo polo de inversión nacional e internacional.
Aunque la entrada en operación total ha sido reprogramada, el avance en las obras, la estabilización de los procesos comunitarios y el desarrollo de pruebas técnicas indican que Puerto Antioquia avanza hacia su consolidación como uno de los proyectos portuarios más determinantes del país. Todo apunta a que, una vez en pleno funcionamiento, transformará la dinámica económica del Urabá y fortalecerá la competitividad de Colombia en los mercados globales, consolidando al Caribe antioqueño como un eje logístico clave para el futuro nacional.





