A 14 meses de las elecciones presidenciales de 2026, el presidente Gustavo Petro comenzó a estructurar una estrategia con el fin de asegurar que un heredero de su línea política continúe en la Casa de Nariño.
Aunque en varias oportunidades Petro ha indicado que no buscará la reelección, si ha mencionado su intención de que su legado político tenga continuidad. “No se llama reelección, se llama mantenerse en el combate por la vida y la libertad de los seres humanos”, declaró en la posesión de la canciller Laura Sarabia.
El encargado de ejecutar este plan es el ministro del Interior, Armando Benedetti. Su papel no solo es consolidar el apoyo a las reformas gubernamentales en el Congreso, sino también articular un “frente amplio” que permita una mayor cohesión entre los sectores políticos afines al petrismo.
Para lograr este objetivo, el Gobierno Petro se encuentra seleccionando los precandidatos, un proceso que se espera concluya antes de finalizar el año. Según el calendario electoral, en octubre de 2025 se llevará a cabo una consulta interna para definir el candidato del Pacto Histórico, quien posteriormente participará en una consulta interpartidista en marzo de 2026.
En el Congreso, el trabajo de Benedetti se ha centrado en dialogar con congresistas de partidos tradicionalmente independientes, como el Partido Liberal, el Conservador y La U. A pesar de los comunicados oficiales de estas colectividades desmarcándose del Gobierno, y varios legisladores han manifestado su disposición a negociar con el Ejecutivo.
El ministro del Interior ha expresado que la contienda se definirá entre petristas y antipetristas. Su estrategia se basa en lograr que diferentes sectores, incluyendo partidos como el Pacto Histórico, el de la U, el Liberal y la Alianza Verde, confluyan en un mismo frente para presentar un solo candidato en marzo de 2026.
Sin embargo, las revelaciones sobre presuntos casos de corrupción dentro del Gobierno han generado cuestionamientos sobre la viabilidad de esta estrategia. En particular, el escándalo en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) ha desatado señalamientos sobre la posible utilización de recursos públicos en la consolidación de alianzas políticas.
Mientras el oficialismo trabaja en la consolidación del frente amplio, la oposición enfrenta el reto de definir una estrategia unificada. Hasta el momento, no se ha concretado un acuerdo para presentar un candidato único, y la división entre distintos sectores podría favorecer al petrismo en los próximos comicios.
Las elecciones de 2026 se perfilan como un escenario de polarización política, donde el Gobierno busca mantener su influencia mediante una alianza estratégica, mientras que la oposición busca reorganizarse para enfrentar el desafío electoral.
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