El presidente Gustavo Petro lanzó un nuevo pronunciamiento en el que vinculó a mafias internacionales, figuras del narcotráfico y a lo que denominó “narcofiscales” de la Fiscalía General, en relación con la violencia alrededor del negocio de las esmeraldas, los recientes homicidios de esmeralderos en Bogotá y el asesinato del fiscal paraguayo Marcelo Pecci.
“En el negocio de las esmeraldas, en el cual ya han muerto tres esmeralderos en Bogotá, asesinados por francotirador, figura el nombre de Julio Lozano, un narco que fue capturado en EE.UU. y que al regresar quiso recuperar su mina de esmeraldas en Coscuez, la cual fue vendida por su testaferro Sánchez. La muerte de esmeralderos se debe al intento de recuperar bienes del lavado de activos”, aseguró el jefe de Estado.
Petro señaló directamente a la anterior cúpula de la Fiscalía bajo la dirección de Francisco Barbosa:
“La cúpula de la fiscalía de Barbosa nunca investigó ni a Julio Lozano ni a Marset, porque la dominaba el núcleo de los narcofiscales, que exportaban cocaína por el puerto de Buenaventura, en asocio con la junta del narcotráfico del que hace parte Marset, principal sospechoso del asesinato del fiscal Pecci. Los narcofiscales usaron el caso de mi hijo para presionarme alrededor de la terna que debía presentar para la nueva fiscalía. Una periodista los tuvo a ellos como su fuente para aumentar la presión”.
El mandatario añadió que Sebastián Marset, señalado narcotraficante uruguayo, era socio de Lozano y que ambos integraban una “federación de mafias” con presencia en Dubái, donde también participaban mafias colombianas y latinoamericanas.
“Marset para matar al fiscal Pecci utilizó traslados de dineros usando una iglesia evangélica oscura con asiento en Paraguay y Colombia, dicha iglesia fue la única que movió feligreses para buscar manifestaciones de apoyo a Uribe cuando fue puesto preso. Marset también maneja una empresa de espectáculos artísticos con la que compra cantantes y usa los conciertos para lavar el dinero”, afirmó.
Según Petro, el capítulo colombiano de esta “junta del narcotráfico” se reúne en Puerto Boyacá y Medellín, con participación de algunos políticos, y tiene conexiones con mafias albanesas e italianas. “Es clave la articulación de las inteligencias policiales de Colombia, Venezuela, Ecuador y Europa para destruirlas”, insistió.
En su intervención, el presidente también sostuvo que este grupo criminal es responsable de buena parte de la cocaína que sale del país por los llanos, el Catatumbo, aeropuertos, el occidente colombiano y Venezuela, y que por las incautaciones recientes “han ordenado su asesinato”.
“La existencia del grupo no aparecía en organismos de inteligencia policial ni en la prensa tradicional. Tiene una fuerte infiltración en el Estado”, advirtió Petro, quien además señaló que la campaña de sectores de derecha para ubicar responsabilidades de homicidios en el gobierno busca desviar la atención de estas mafias.
El jefe de Estado agregó que el capítulo colombiano de la supuesta “junta del narcotráfico” proviene de estructuras criminales históricas: “tiene su origen en Gustavo Lozano, tercero del cartel de Pablo Escobar, que era boyacense, y pasa por el bloque capital de los paramilitares en alianza con Arroyave, y luego se convierte en el capítulo colombiano de la junta del narcotráfico”.
Petro advirtió que cualquier diálogo con grupos armados ilegales como el Clan del Golfo o las disidencias de las FARC solo será posible si “rompen con la Junta del Narco y desmantelan los negocios ilícitos”.
El pronunciamiento se da en medio de la polémica por las versiones del ELN que señalan que la muerte de Miguel Uribe Turbay estaría ligada a negocios con esmeralderos. Analistas y líderes de opinión consideran las afirmaciones del mandatario como otra hipótesis irresponsable que aumenta la tensión política en el país.