A Donald Trump le interesa mantener el régimen de Maduro. Es obvio. Los nombramientos de personas influyentes y tradicionalmente anti maduro y su régimen, no traducen que Donald vaya a decir: “Abajo Maduro” Y en eso se equivocan todos los anti Maduro. Si Donald hiciera eso sería un demócrata.
En el sentido literal y figurado Donald no es así, él es un negociante republicano. No un político republicano. Y el negocio tiene tres propósitos: Donald necesita combustible para el presente y futuro de EE.UU. Necesita combatir la amenaza de los inmigrantes en masa. Y necesita que América latina no haga negocios con China.
Es claro que es el momento de la historia correcto para derrocar a Maduro. Un solo gesto de EE.UU pondría fuera al dictador. Volvería la democracia y volverían las votaciones, la participación de varios partidos, etc. Pero eso no va a pasar. Porque Donald no cree que el mejor futuro para Venezuela, sea el mejor futuro para América. Entendiendo América, como sólo EE.UU.
En la lógica de Donald, justo ahora que Maduro parece debilitarse hasta caerse, es el momento, el más correcto de la historia, para hacer un gran negocio, que le permita cumplir sus tres propósitos. Donald saltará a la yugular de Maduro y apoyará a todos los que quieran derrocarlo, pero sin hacerlo, porque hacerlo significaría renunciar al mejor negocio.
Donald necesita que Maduro esté lo más debilitado posible y necesita que desde el gobierno estadounidense quienes interactúen con Maduro, sean duros, muy duros, pero no para quitarlo, sino para tenerlo pequeño y humillado, para poder controlar la reserva de combustible más grande y cercana a EE.UU. Porque necesita devolverle migrantes por millares y no va a resistir la resistencia de ningún gobierno para hacer eso.
Y porque estar en Venezuela es tener acceso al petróleo de allí y al de Guyana, que China y Rusia acechan. Donald no quiere ceder terreno a china y quiere quitarle el que pueda quitarle.
¿De qué le sirve a Donald apoyar a María Corina Machado y ese candidato que debieron inventarse, por la astucia de tener inhabilitada, a la única capaz de enfrentar y tumbar a Maduro?
María Corina tiene toda la fuerza para encarar a una Venezuela libre y sería la presidenta ideal. Imaginarla en el concierto internacional como la líder de una Venezuela democrática, es un sueño. Pero que ella no sea la candidata y hayan tenido que inventar un candidato, le quita toda la fuerza. Y convierte su cruzada en una pesadilla que Trump no quiere soñar.
Además, imaginar a María Corina, enfrentando a Donald Trump, con posiciones duras que defenderían la soberanía de Venezuela, no como discurso político, sino como la líder histórica capaz de salvaguardar el potencial económico de Venezuela, no es nada difícil.
No creo que una conversación entre Donald y María, sobre el futuro que Donald imagina para Venezuela, y el que María Corina imagina, terminara bien. No imagino en su fuero interno, de machista recalcitrante, a Donald queriendo que María Corina sea presidenta de Venezuela, el país que Donald tiene que vaciar, si quiere enfrentar un mundo con el petróleo del Medio Oriente, cada vez más difícil de garantizar. Con una Rusia cortando los suministros a Europa y con la urgencia de Donald de salirse de las responsabilidades de la OTAN, para concentrarse en el refuerzo de su economía interna, defendiendo sus intereses y cobrando con aranceles a China y a todos sus aliados.
¿De qué le sirve a Donald en este contexto mundial y local, defender la libertad de presos políticos, devolver la libertad de prensa y de medios, dinamizar la economía y eliminar la pobreza en Venezuela? De nada.
Donald quiere comprar a Venezuela en quiebra. Y pobre y en quiebra, la mantiene el régimen de Maduro, muy bien. Nadie lo haría mejor, y menos si ese que llegara pretendiera que se respetaran los derechos de los venezolanos. El derecho a su democracia libre y a su economía independiente. Y mucho menos ahora, con la disputa entre Venezuela y su vecina Guyana, hogar de todas las compañías europeas y asiáticas de explotación de petróleo.
Este conflicto en el Esequibo, por el petróleo, en este terreno en disputa por Venezuela y Guyana, podría enfrentar al mundo entero. Y Trump no debe querer ver su involucramiento disminuido ni su participación disminuida. Cuando hay tanto, de por medio, poco importa una democracia más o menos. Y además el mundo ya se ha acostumbrado a negociar con una Venezuela corrupta que sirve para que los gobiernos extranjeros la compren barata y para que los carteles la usen como país de paso, como ruta, como puerto libre.
Cuando EE.UU quiere derrocar a un dictador, sin excepción, se inventan una razón válida para invadirlo, promocionan esa idea, en sus medios, a través de películas y noticias y en una madrugada, luego de un bombardeo nutrido, un comando de elite entra y captura al dictador y lo sacan esposado. O lo acosan, para matarlo, con comandos urbanos, que hacen ver, que sus enemigos internos, lo han asesinado.
En este momento Maduro ya tiene su campaña de desprestigio en películas y noticieros. Es el que se robó las elecciones, pero lo ha hecho, hace muchas elecciones. Venezuela no tiene elecciones libres desde 1999 que se posesionó Hugo Chávez. ¿Qué podría hacer, que esta vez, EE.UU quiera derrocarlo? ¿Para qué querría Trump derrocar a un dictador acorralado, dueño único de las llaves de un tesoro, del que Trump se pueden apropiar, sin siquiera entrar en Venezuela?
Un tesoro que recibirá Donald como regalo de posesión. Maduro deberá garantizar su propia sobrevivencia, diez días, antes de que Trump se siente a mandar el mundo occidental. Si maduro está vivo y “coleando” el 20 de enero, cuando Trump se posesione, Maduro sobrevivirá sin más esfuerzo.
Trump salvará a Maduro y podrá gastar del tesoro, sin estar ni invertir en Venezuela. Podrá Trump manipular todas las debilidades e inseguridades de Maduro. Podrá aislarlo económicamente, para exigirle que acepte todas sus demandas económicas y políticas, mientras mantiene la fachada de enemigo.
¿De qué le sirve a Donald una Venezuela libre, comandada por una presidenta inteligente, bella y sensible, líder capaz de llevar a Venezuela a una buena meta, jalonando a Colombia y Brasil tras metas loables? De nada.
A Donald, mientras más se deteriore Maduro, mientras más cerca esté de caer, más fácil será manipularlo y comprar recursos, bien baratos y cercanos. Eso es lo peligroso de Donald. Cuando construyó su torre en NY hizo que la ciudad la pagara. Y así siguió haciendo siempre. Trump es famoso por obtener lo que quiere, poniendo a pagar a otros, el precio. Lo que indignó a Latinoamérica más, fue El Muro para separar a los mexicanos. Y lo que más indignó es que se lo cobrara a los expulsados por el muro mismo. Donald planteó que los mexicanos lo pagaran.
¿Debería interesarle, a Trump, más el futuro de los venezolanos o el futuro del combustible para los norteamericanos? Es claro que si Maduro se mantiene en el régimen, Donald no tiene que hacer nada ni gastar nada, para obtener lo más preciado de Venezuela, sus recursos. Y si juega bien Trump, podría quedarse también con los de Guyana, justo al lado.
Si Donald apoya de verdad a María Corina y a la democracia, deberá invertir, deberá respetar, deberá pagar, deberá apoyar, deberá acompañar y ver las ganancias muy, muy lejos. ¿Qué crees que haga Donald, ante esta situación?
Va a poyar a todos en contra de Maduro. Dirá las palabras más fuertes, que es fácil, en contra de un dictador, de una “Banana Republic”, que mientras más banana, más barata y fácil de comprar. Maduro es el personaje ideal para que Donald pueda lucirse en todos los discursos en su contra, y quedar Donald muy bien, mientras adquiere lo que quiere y Maduro obtiene lo que necesita, que es preservarse como dictador.
Para Maduro el asunto es de vida o muerte. Un dictador no tiene nunca un buen plan de retiro. No se da bien eso de jubilarse como dictador y seguir vivo o libre. El futuro de los dictadores suele ser como el de Noriega, despertado en la madrugada por los “Delta y Navy Seals” y preso en una celda de 3 x 3. O como Gadafi, “entregado” a las hordas de manifestantes, que lo perseguían, para aterrizar en una muerte empalado.
Por eso Maduro sale y le dice a Trump que pueden tener una relación en la que ganen ambos países. Lo dijo abiertamente en sus alocuciones, recientemente. Relaciones donde ganen los dos, con el presidente que más mal lo trató. Pero el asunto es sobrevivir. Ni siquiera cuenta ya el proyecto revolucionario del Socialismo Bolivariano. Y Maduro dirá de todo contra el imperio y en privado abrirá el cofre del tesoro para complacer a Trump, el único que puede mantenerlo vivo. Donald, su archienemigo, que como una ironía más de la vida, es su único posible salvador.
Donald quiere adelantar el plan de deportación más agresivo. El voto latino que apoyó a Trump, lo que dijo es: Nadie quiere más inmigrantes. Ni los inmigrantes. Hasta aquí llegamos. Los latinos que están legales no quieren cargar más a los ilegales. No los quieren, por el desprestigio y no los quieren, porque cargan los sistemas de salud y las posibilidades, para ellos, que han hecho un camino legal, pagando impuestos, por ser ciudadanos.
El voto latino que apoyó a Trump, en masa, lo que le dijo a Trump es: Cuenta con nosotros para sacar a los que están de manera ilegal. Y quien va a recibir más deportados va a ser Maduro. Trump no va a querer a una María Corina defendiendo los derechos de esos venezolanos honrados y honestos que han llegado a EE.UU.
Trump está en guerra contra el Tren de Aragua y sus redes en tantos estados ya. Y todos los inmigrantes serán tratados como miembros de una banda criminal transnacional que controla el crimen en Colombia y en algunos estados de EE.UU. Son la nueva “Mara” y en nombre de esa guerra contra los delincuentes inmigrantes, todos los inmigrantes sufrirán el peso de la ley anti inmigración. Por eso Maduro débil es ideal para decir: ¡Sí! Bienvenidos mis venezolanos repatriados.
La única posibilidad que tiene María Corina y su candidato, sería una revuelta tipo la llamada Primavera Árabe, que entre protestas, derroque al dictador, antes del 20 de enero que se posesione Trump. Pero eso no va a pasar. El candidato de María Corina sería arrestado al aterrizar y ya. No duraría más su presencia.
Maduro, a su favor, tiene los favores de los enemigos de EE.UU. La bandeja llena de ofertas reales y tangibles. Y su sobrevivencia dependerá de cómo le da gusto a Trump, sin detener sus relaciones con China y el avance de ésta, sobre los mercados latinoamericanos.
Donald y Maduro se necesitan tanto que nadie podrá evitar que vivan su historia de amor y odio. Pero sobre todo, que alimenten ambos sus campañas eternas, en las que viven. Y que sean ambos, personajes que combatiéndose, se mantengan vivos y aviven así sus causas.