En Colombia la política ha tocado fondo: más de setenta aspirantes a la Presidencia, la mayoría sin la más mínima opción de ganar, inundando el debate con sus inseguridades y sus egos. Y lo peor: creen que los colombianos seguimos siendo pendejos, dispuestos a aplaudirles su show electoral. No, señor. No hay derecho a que la crisis del país se convierta en la pasarela personal de frustrados políticos.
El 80% de esos candidatos sabe que no pasará ni de la foto inicial. Lo saben ellos, lo sabe la prensa, lo sabe el ciudadano de a pie. Y, sin embargo, insisten en usar la campaña como terapia para su vanidad o trampolín para cargos menores. Mientras tanto, seguimos sin ver una sola hoja de ruta, sería que nos diga cómo piensan gobernar un país que se cae a pedazos. En medio de inseguridad creciente, economía estancada, instituciones debilitadas y una fractura social cada vez más profunda, se nos presenta una feria electoral donde la palabra “propuesta” brilla por su ausencia.
Un candidato serio debería tener, desde el día uno, un plan de campaña claro y público. Un documento, no un eslogan. Ese plan mínimo debe incluir:
1. Diagnóstico del país
Radiografía realista de economía, seguridad, justicia, educación, salud, infraestructura, medio ambiente y relaciones internacionales.
2. Objetivos estratégicos medibles
Máximo cinco objetivos nacionales con indicadores claros, metas anuales y plazos definidos.
3. Propuestas por sector
•Economía y empleo: reforma tributaria, formalización laboral, inversión productiva, fortalecimiento industrial, apoyo al agro y a la economía digital.
•Seguridad y justicia: fortalecimiento de la Fuerza Pública, inteligencia, justicia rápida, lucha contra el crimen organizado.
•Educación: cobertura, calidad, formación docente, educación técnica y superior.
•Salud: acceso universal, fortalecimiento de hospitales, prevención.
•Infraestructura: transporte, logística, conectividad digital.
•Medio ambiente: transición energética, protección de ecosistemas, gestión del agua.
• Política exterior: relaciones bilaterales, integración regional, defensa de intereses nacionales.
4. Propuestas regionalizadas
No se gobierna desde Bogotá con una plantilla. Cada región —Caribe, Pacífico, Andes, Amazonía, Orinoquía, San Andrés y Providencia— debe tener propuestas específicas según su realidad económica, social, cultural y geográfica.
5. Plan financiero
Costo de cada propuesta y fuentes de financiación claras, sin promesas vagas de “vamos a gestionar recursos”.
6. Cronograma de ejecución
Acciones para los primeros 100 días, el primer año y el cuatrienio.
7. Mecanismos de control ciudadano
Plataforma pública de seguimiento con informes trimestrales y compromiso de rendición de cuentas ante el Congreso y la ciudadanía.
Si ni siquiera son capaces de presentar esto antes de pedir un voto, ¿qué podemos esperar de ellos en el poder? No se gobierna con ocurrencias ni frases de cajón. Se gobierna con visión, con técnica y con compromiso.
Exijo, como ciudadana colombiana, que todos los candidatos publiquen de inmediato su plan de campaña completo y verificable. Si no lo hacen, la conclusión es sencilla: no están preparados para gobernar. No somos pendejos, y este país no es el diván donde vengan a curar sus frustraciones políticas.
Señor lector: esto es lo que yo opino. Seguramente usted tendrá su opinión. Incomódese un poco. Y en lugar de corregir o “añadir”, diga lo que a usted le parece. Porque el silencio también es complicidad.