Nuestro hermano país de Venezuela lleva 27 años soportando un sufrimiento inmerecido desde el ascenso al poder de Hugo Chávez, en 1998. Progresivamente se ha venido a menos su vida ciudadana y su democracia, su economía por el suelo y quebrada las arcas de la Nación, empobreciendo a la inmensa mayoría de sus habitantes.
La riqueza natural que parte sus recursos minerales y del petróleo ha sido vilipendiada y robada por los dueños del régimen, el prestigio internacional de otras épocas quedó por el suelo y todo esto para beneficio de unos pocos facinerosos que han usurpado el poder de manera ilegítima y abusiva.
Aparte de lo anterior, este buen país se ha convertido en la agencia de la mafia internacional de narcotraficantes, de bandas criminales como las guerrillas y bandidos colombianos auspiciados por el régimen. Además, como sede latinoamericana del terrorismo internacional de organizaciones como Hezbolá, Hamás y Al-Qaeda, entre otras, así mismo el hogar de ladrones, atracadores y asesinos que deambulan por las calles de Caracas y otras ciudades, también de colectivos de hampones pagados por el régimen para sembrar terror a la población.
El turismo, otrora gran fuente de ingreso a ese país, es inexistente en la actualidad; la industria y el comercio viven de lo poco que les queda, los supermercados y almacenes desprovistos y en general el trabajo y futuro para la juventud es inexistente. Y qué decir de los más de ocho millones de migrantes que se han visto obligados a ir deambulando por el mundo en busca de mejor suerte.
Esta es la Venezuela actual, sufriendo una dictadura sin precedentes, mientras que el pueblo se encuentra sumido en la miseria. Maduro el usurpador y sus secuaces siguen llenándose sus bolsillos, robándose el país de la misma forma en que se robaron las elecciones.
Pero como dice el viejo refrán: “no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista”, de manera que el tiempo se les está acabando y en ello la comunidad internacional repudia a Maduro por ser ilegítimo y reconoce a Edmundo González como Presidente electo de Venezuela, esto apoyado por la inmensa población que votó por él. Pero el gran dilema está en la posición de las fuerzas armadas, donde ya se presagia una profunda división, pero sumado a lo anterior la inmensa batalla que una mujer o más bien una heroína está dando por su pueblo, María Corina Machado, que con honor y coraje se ha convertido en un símbolo de esperanza, aún siendo perseguida por el régimen.
Además, es apoyada por grandes personajes como Antonio Ledesma, exalcalde de Caracas, quien de manera arbitraria y tendenciosa el régimen lo destituyó del cargo que ostentaba legítimamente y lo detuvo manteniéndolo tres años preso, hasta que él valientemente escapó hasta Colombia y luego se exilió en España, donde continua la lucha por su país.
A esta lista se suman otros personajes como Leopoldo López, también duramente perseguido por Maduro y sus secuaces, así como Juan Guaidó, quien fue elegido como presidente encargado por la Asamblea Nacional, pero desconocido por el régimen, perseguido y encarcelado. En la actualidad se encuentra en el exilio. Desde luego el presidente legítimo Edmundo González Urrutia, quien exiliado no escapa a la persecución, pues el ingreso a su país está siendo vulnerado y su familia perseguida.
Esta es una parte del cuadro infame que sufre la hermana Nación venezolana, pero también se advierte que está llegando el fin del régimen del socialismo del siglo XXI. Todos los hechos muestran enorme debilidad interna y gran presión internacional, pero ahora en la presidencia de los Estados Unidos bajo Donald Trump, el panorama luce esperanzador ya que éste pretende contribuir al cumplimiento del deseo del pueblo venezolano de retornar a la democracia y acabar de una vez por todas con ese nefasto gobierno tiránico de Maduro para que Venezuela deje de sufrir y vuelva a ser una gran nación y que se merece.
