sábado, octubre 18, 2025
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(OPINIÓN) Cumplir 50 en Colombia: el nuevo delito laboral. Por: Andrés Felipe Molina Orozco

El empleo a mayores de 50 es una ventaja estratégica, no una carga. Colombia envejece mientras crece la informalidad. Datos, ironías y casos reales para romper el edadismo que empobrece al país.

El prejuicio del calendario

En Colombia, hablar de empleo a mayores de 50 todavía suena a caridad. Error costoso. Cumplir 50 años no te hace sabio a ojos del mercado: te vuelve sospechoso.

En las hojas de vida, la fecha de nacimiento opera como código de barras: cuanto más alto el número, más bajo el valor.

El mercado predica inclusión, pero discrimina por calendario. Y mientras aplaudimos la “transformación digital”, expulsamos justo al tipo de profesional que más necesitamos: el que tiene criterio, olfato y memoria. La experiencia no se improvisa. El empleo a mayores de 50 no es filantropía: es estrategia de supervivencia.

El rebusque como modelo de país

Colombia presume su desempleo más bajo en años (8,6 %), pero calla el truco: más de 13 millones viven del rebusque. La informalidad ronda el 55 %; medio país trabaja sin contrato, sin seguridad social y sin futuro.

Celebramos la estadística, no la dignidad.

El Observatorio de Desarrollo Económico de Bogotá lo dijo claro: entre los mayores de 50, la informalidad subió del 43,5 % al 49,6 %. El desempleo bajó, sí, pero a punta de trabajos, sin cotización ni derechos.

Trabajan más, valen menos. Convertimos la precariedad en política pública y la bautizamos en “resiliencia”. Ironías de exportación.

Un país que envejece sin prepararse

En 2024 nacieron 445.011 bebés (−13,7 % vs. 2023). La fecundidad cae a 1,1 hijos por mujer, muy por debajo del nivel de reemplazo. En 2036 habrá más adultos mayores que niños. Hoy son 7 millones de mayores de 60; en 2050 serán 14 millones: una cuarta parte del país.

Pero el mercado actúa como si el futuro fuera adolescente: convocatorias hechas para “mago del Excel” de 23 años… y una foto sin canas.

Pronto no habrá suficientes jóvenes para reemplazar a quienes hoy se descartan. Y entonces entenderemos —tarde— que lo expulsado no era costo: era conocimiento.

El empleo a mayores de 50 no es un favor; es asegurar la continuidad estratégica.

El empleo formal que se apaga antes que las velas

De 23,7 millones de trabajadores, 13,6 millones están en la informalidad. Más de 11 millones no cotizan a pensión. Muchos fueron expulsados del mercado formal antes de los 55.

Llegan a la edad de retiro y reciben una “devolución de saldos”: un cheque que dura unos meses, no una vida. El sistema exige 1.300 semanas (26 años), pero el mercado te jubila a los 50.

En Colombia, la vejez no es un premio: es un castigo. Un país que confunde la experiencia con costo no envejece: se empobrece.

El talento que no enseña ningún MBA

El talento senior no se mide en clics ni en velocidad de respuesta. Se mide en olfato, serenidad y memoria. Quien ha sobrevivido a tres crisis, dos reestructuraciones y una pandemia no necesita cursos de resiliencia: la vivió.

Esa inteligencia práctica —la que se acumula en cicatrices, no en diplomas— es la que mantiene a flote a las organizaciones cuando fallan los dashboards y los manuales no aplican. Aun así, el empleo a mayores de 50 brilla por su ausencia en los planes de talento.

Hablamos de “mentoría inversa” mientras despedimos a los mentores reales. Y en ese gesto de soberbia generacional no perdemos un trabajador: perdemos memoria institucional.

Los primeros herejes del edadismo

En medio del culto a la juventud, algunas organizaciones cometieron la herejía correcta: valorar la experiencia.

  • Porvenir – Talento Senior. Programa que visibiliza y fomenta el empleo a mayores de 50 y el emprendimiento senior. Más de 900 participantes en su última edición: madurez que innova.
  • Comfama (Antioquia). Programas de inclusión laboral 50+ con orientación y re-inserción profesional.
  • Comfenalco Antioquia. Acompañamiento y beneficios a empresas que contratan talento senior: la experiencia como ventaja competitiva, no costo hundido.
  • Sello Amigable Adulto Mayor (MinTrabajo). Reconocimiento público a pioneras en empleo mayores de 50.
  • Feria Talento Capital – Bogotá. Vacantes exclusivas para mayores de 50 ofrecidas por decenas de empresas.

¿Basta? No.

Son grietas en el muro del edadismo, no aún una autopista. El respeto no se mide en discursos: se paga en nómina.

El empleo a mayores de 50 debe salir de la vitrina de “responsabilidad social” y entrar al corazón de la estrategia.

Un país que estudia menos y aprende poco

Mientras despreciamos la experiencia, la base educativa se resquebraja.

Apenas la mitad de los adolescentes logra llegar al final del colegio en la edad esperada; solo 16 % de universitarios se gradúa a tiempo. En PISA 2022 obtuvimos los peores resultados de nuestra historia: la mayoría no alcanza el nivel básico en lectura y matemáticas.

Traducción: habrá menos jóvenes listos para los retos empresariales y más mayores descartados que ya saben cómo resolverlos.

La ironía es brutal: en un país que envejece y educa mal, lo único que abunda es lo que menos valora: la experiencia.

El futuro necesita memoria

La experiencia no envejece: madura. El criterio no se jubila: se necesita más que nunca. El olfato no se enseña: se afina con los años.

La fecha de nacimiento no es fecha de vencimiento.

Seguir midiendo el talento por edad es el error más caro del siglo XXI. El futuro —si quiere sobrevivir— tendrá que aprender de quienes ya lo vivieron. Y actuar en consecuencia: más empleo a mayores de 50, menos prejuicio por calendario.

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