Coordinar el SER, VIVIR y la autonomía para actuar es la tarea más importante de cada ser humano que existe. Es su REALIDAD, la que lo hace HUMANO. SER VIVO es VIVIR. Ser PRESENTE, siempre, independiente del tiempo y el espacio.
La conexión es su fortaleza interior, la que le da la capacidad para todo lo que desarrolla en sus actividades de aprendizaje en el planeta tierra. Lo llamamos CONSCIENCIA. La reforzamos con VALORES, que se ha comprobado que dan resultado en la convivencia. La conexión con el SER íntimo, el SER VIVO que somos, ha estado olvidada, disminuida hasta casi desaparecer.
Lo que hace que nos “sintamos seres netamente físicos“. Sin consciencia real. Lo poco que tenemos lo enfocamos en el exterior, con influencia en lo físico. Lo que llamamos espiritual no lo sentimos propio, sino ajeno, favorable o adverso, pero como intervención espiritual, pero externa.
Con la esperanza de que nos ayude a fortalecer el interior, y que nos cuide de lo que no podamos superar solos. Lo que hace que nos sintamos “muy vulnerables». «Creemos en Dios, y buscamos ayuda para todo lo que no logramos manejar. Pero el “mundo” ya tiene muchas situaciones en la desconexión de cada ser. Y hacemos cosas que duelen. Y cuando a uno le toca el dolor, NO ENCUENTRA, su propio SER consciente, sino un mundo descoordinado que no lo defiende. Cuando sus VALORES son “flojos” el ser se “abre” a lo que consideramos “antivalores”.
Renuncia a su propia realidad VIVA de SER y se dedica a buscar alternativas, muchas veces causando mucho dolor a los demás. Todo porque no “conocemos” nuestro REAL SER VIVO ESPIRITUAL El que negamos es porque nos enfocamos en el mundo físico. Saberlo nos da la guía para encontrar el regreso a nuestro propio SER VIVO CONSCIENTE. Limpiar lo errado, sanar las experiencias. Pedir perdón, perdonarse y perdonar. Por lejos que esté de sí mismo, puede regresar.
PadreMadre Creador nos conoce, nos comprende, nos perdona, nos espera. Impezaperdón para TODOS por igual.





