Un estudio reveló que la generación Z, compuesta por personas nacidas entre 1997 y 2012, presenta la menor capacidad para diferenciar entre información verdadera y falsa en internet, pese a haber crecido en entornos digitales.
La investigación titulada Profiling Misinformation Susceptibility fue desarrollada por académicos de las universidades de Cambridge, British Columbia, Oxford y King’s College London, y evaluó a más de 66.000 personas en 24 países mediante un test psicométrico diseñado para medir la habilidad de detección de noticias falsas.
Los resultados mostraron que la generación Z obtuvo los puntajes más bajos en comparación con otras generaciones como los Millennials, la generación X e incluso los Baby Boomers.
El test, conocido como MIST (Media Information Sensitivity Test), sirvió para cuantificar una percepción ya compartida por varios investigadores, en cuanto a la facilidad con la que este grupo etario puede ser objeto de desinformación.
La investigación incluyó una autoevaluación en la que los participantes calificaban su propia capacidad para identificar noticias falsas. La generación Z fue el grupo que más precisión mostró al reconocer sus limitaciones, en contraste con otros segmentos, como los individuos con orientación política conservadora, quienes tendieron a sobreestimar sus capacidades.
Uno de los factores considerados clave por los investigadores fue la saturación informativa a la que está expuesta la generación Z, sobre todo por plataformas como TikTok, Instagram y YouTube, principales fuentes de contenido para este grupo, están diseñadas para maximizar el impacto emocional y la viralidad, no la veracidad de los hechos. Según los autores del estudio, este entorno digital dificulta la construcción de filtros críticos eficaces.
El análisis también arrojó diferencias por género y dio como resultado que las mujeres mostraron mayor correspondencia entre su percepción y su desempeño en el test, lo que fue interpretado como un indicio de mayor conciencia metacognitiva. En contraste, los hombres, especialmente aquellos con posturas conservadoras extremas, evidenciaron una mayor brecha entre lo que creían poder hacer y su rendimiento real.
El nivel educativo también se destacó como una variable determinante, ya que las personas con estudios universitarios o de posgrado obtuvieron mejores resultados que quienes solo completaron la educación secundaria. El efecto educativo fue acumulativo y transversal a todas las generaciones.
Otro hallazgo estuvo relacionado con la orientación política. En la escala utilizada, que iba de «extremadamente liberal» a «extremadamente conservador», se identificó una disminución progresiva en la capacidad de distinguir noticias reales de falsas a medida que se avanzaba hacia los extremos del espectro derecho. Los participantes que se ubicaron en la categoría de «extremadamente conservadores» obtuvieron los puntajes más bajos, con una diferencia de más de un punto promedio respecto de los «extremadamente liberales».
Los autores del estudio advirtieron sobre una limitación en la metodología al indicar que aunque los datos fueron recogidos en 24 países, el test MIST solo estuvo disponible en inglés. Esto restringe el alcance a personas con dominio del idioma, por lo que se plantea una próxima fase de investigación que incluya traducción y validación del test en múltiples lenguas, con el fin de obtener resultados más representativos a nivel global.
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