En las calles de Medellín, entre montañas que resguardan secretos y memorias, creció Sara Jaramillo Klinkert, una escritora que convirtió la palabra en refugio, catarsis y en arma contra el olvido. Su literatura es un eco de lo vivido, una reconstrucción de lo perdido, un homenaje a la resiliencia. Con una prosa lírica y honesta, Sara ha tejido relatos que exploran el duelo, la memoria y la conexión con la naturaleza, logrando convertir su historia personal en un espejo donde muchos encuentran su propio reflejo.
Sara Jaramillo Klinkert no solo escribe, sino que se entrega a la literatura con la misma intensidad con la que la vida le ha mostrado sus contrastes. Su primera novela, Cómo maté a mi padre (2020), es el testimonio de una niña que crece con la ausencia de un padre asesinado, una historia que, lejos de ser un lamento, se convierte en un canto de resistencia y amor. Sin dramatismos gratuitos, su narración es honesta, directa, cargada de una nostalgia que no solo duele, sino que ilumina. Esta obra, finalista del Premio Nacional de Novela en Colombia, fue el inicio de una carrera literaria que no deja de sorprender.
Si en su primera novela la memoria familiar era el motor de su escritura, en Donde cantan las ballenas (2021) la autora da un paso más allá y se sumerge en la intersección entre lo real y lo fantástico. La selva se convierte en un personaje más, la naturaleza es un refugio y el misticismo indígena permea la historia con un realismo mágico que evoca a los grandes narradores latinoamericanos. La novela fue galardonada con el XXVI Premio San Clemente, confirmando que la voz de Sara no solo es fuerte, sino necesaria.
En Escrito en la piel del jaguar (2023), su más reciente obra, Sara ahonda en la relación del ser humano con su entorno, en los mitos que nos construyen y en la manera en que la historia se escribe en los cuerpos y en la tierra. La selva, los animales y la cosmogonía ancestral se entrelazan con personajes de carne y hueso, mostrando que en su literatura la naturaleza no es un mero decorado, sino un alma que respira y transforma.
Su estilo es delicado, pero contundente. Escribe con la precisión de quien conoce el peso exacto de cada palabra, con una cadencia que invita a la introspección y con una sinceridad que atraviesa. No teme a la belleza, pero tampoco a la crudeza. Sus historias nos hablan del dolor, pero también de la sanación; de la pérdida, pero también del amor que persiste en cada recuerdo.
Más allá de las páginas que ha escrito, Sara Jaramillo Klinkert es una mujer que ha sabido transformar sus cicatrices en senderos para otros. Su trabajo como columnista en El Colombiano y su labor como docente de narrativa en Medellín reflejan su compromiso con la palabra y con la formación de nuevas voces.
La literatura de Sara no es solo una puerta a su mundo interior, sino también una invitación a mirar el nuestro con más sensibilidad, con más preguntas, con más poesía. En cada libro, en cada frase, en cada historia, nos recuerda que la memoria puede doler, pero también puede salvarnos.