En un caso que ha capturado la atención pública y generado cuestionamientos sobre las relaciones dentro de la Policía Nacional, se ha abierto una investigación disciplinaria interna contra el Mayor Sergio Andrés Yepes, el escolta que fue durante años un cercano y leal acompañante del exalcalde de Medellín, Daniel Quintero.
El historial de Yepes ha sido objeto de múltiples controversias y acusaciones, que van desde su rol como protector de Quintero hasta presuntas actuaciones fuera del marco legal. La apertura de la investigación marca un paso hacia la transparencia, aunque deja al descubierto profundas irregularidades en la carrera de un oficial que parece haber gozado de privilegios inusuales dentro de la institución.
Los orígenes del mayor Yepes y su cercanía con Quintero
El nombre de Sergio Yepes, hombre proveniente de una familia donde sus integrantes por generaciones han sido policías, se hizo público cuando siendo entonces capitán, comenzó a figurar en el radar mediático y de la opinión pública durante la administración de Daniel Quintero. Desde sus inicios, Yepes formaba parte del círculo más cercano del exalcalde, cumpliendo funciones de escolta personal y generando una relación de confianza y lealtad con el mandatario local. Sin embargo, lo que comenzó como una asignación regular de escolta, pronto derivó en una relación que sobrepasaba los límites institucionales, posicionando a Yepes como jefe del Esquema de Seguridad y un protector, no solo en lo físico, sino en lo político y legal.
El nombre de Yepes saltó a la luz en momentos en que en la ciudad de Medellín se desataba una ola de robos a oficinas, apartamentos y casas, siendo los botines más comunes oro y objetos de alto valor. Estos sucesos coincidieron con los primeros señalamientos de presunta corrupción contra la administración de Quintero.
La simultaneidad de ambos fenómenos generó dudas sobre la presunta implicación o, al menos, la relación de Yepes en los eventos, ya que su nombre comenzó a ser vinculado indirectamente con algunos de estos hechos y al propio alcalde Quintero.
Lo que en principio podía ser visto como una serie de coincidencias desafortunadas, pronto se convirtió en una narrativa de preocupación creciente. Yepes, el hasta entonces discreto escolta, fue acusado en varias oportunidades de haber cometido retenciones ilegales a personas que criticaban a Quintero Calle, como en varios restaurantes y en otros actos que presuntamente involucraban a funcionarios de la administración del exalcalde. A pesar de estos rumores, continuó en su cargo como escolta y, según algunas fuentes, su papel se extendió hasta convertirse en un operador político y activista dentro del círculo de Quintero, lo que profundizó las sospechas de ser presunto “socio” de algunos funcionarios en beneficio de el exmandatario local.
El traslado fallido y el respaldo de Quintero
Uno de los aspectos más llamativos en la carrera de Sergio Yepes ha sido su resistencia a ser trasladado fuera del Área Metropolitana de Medellín. En mayo de este año, la Policía Nacional emitió una orden de traslado para el mayor, que lo asignaba al Departamento de Policía de Norte de Santander, una región con una compleja situación de orden público y una de las más críticas para la seguridad nacional. Sin embargo, Yepes no solo no acató la orden, sino que continuó ejerciendo su labor como escolta personal de Quintero y su familia, tanto en Medellín como en Bogotá.
Este acto de desobediencia, que normalmente habría sido sancionado de inmediato dentro de la estructura policial, no fue castigado en su momento. Diversas fuentes dentro de la institución afirman que Yepes logró evitar en reiteradas ocasiones el traslado gracias a la influencia política de Daniel Quintero, quien habría intervenido directamente para impedir su reasignación.
Según información obtenida en su momento por IFMNOTICIAS, Quintero habría presionado al entonces director General de la Policía para que se revocara la orden, logrando que Yepes permaneciera a su lado con el curioso resultado de que primero se fueron los superiores del Mayor que lo intentaron trasladar.
La capacidad de Yepes para eludir los traslados no es nueva. A lo largo de sus más de 15 años de servicio como oficial, ha evitado ser reasignado a otras regiones del país, lo cual es una anomalía dentro de la Policía Nacional. La mayoría de los oficiales con un tiempo similar en la institución han pasado por varios traslados a diferentes regiones, una medida que busca rotar al personal para evitar la creación de relaciones clientelistas o la concentración de poder en un solo lugar. El único destino fuera de Medellín que Yepes ha tenido en su carrera fue un breve paso por la Estación de Policía de Envigado, adscrita también a la MEVAL, lo que resulta altamente inusual, y menos en un país como Colombia con la fuerte problemática de orden público y la necesidad del servicio.
Las denuncias de irregularidades y la sombra de la corrupción
Además de las acusaciones de retenciones ilegales, las acciones de Yepes mientras era escolta de Quintero han sido objeto de múltiples denuncias por corrupción y abuso de poder. Según varias fuentes, el mayor Yepes mantenía un rol activo en los asuntos internos de la Alcaldía, involucrándose en negociaciones y acciones que iban más allá de sus deberes como escolta; hasta relaciones personales sostuvo con la entonces secretaría de salud Andree Uribe, por quien Yepes habría dejado a su esposa e hija y por lo que estuvo a punto de perder su derecho a casa fiscal.
Esta cercanía con el círculo íntimo de Quintero, sumada a los rumores de negocios sospechosos con funcionarios de la administración, ha contribuido a su imagen de un oficial cuya lealtad personal parecía estar por encima de sus deberes institucionales.
Estas irregularidades fueron denunciadas en diversas instancias, pero las respuestas han sido insuficientes. El hecho de que Yepes siguiera actuando como escolta de Quintero, incluso después de la orden de traslado a Norte de Santander, levantó alarmas dentro y fuera de la Policía Nacional.
La situación se complicó cuando, en julio de este año, Yepes fue oficialmente notificado de la orden de traslado, pero extrañamente, fue finalmente reasignado a la Dirección de Protección y Servicios Especiales Nivel Central de Bogotá, una medida que algunos interpretaron como un intento de esconderlo mientras avanzaban las investigaciones.
El concejal Andrés Rodríguez y las investigaciones en curso
El concejal de Medellín, Andrés Rodríguez, ha sido uno de los actores más visibles en denunciar las irregularidades en torno a Sergio Yepes. A través de un derecho de petición elevado a la Policía Nacional, Rodríguez exigió respuestas sobre la situación de Yepes, solicitando información precisa sobre su traslado y su desempeño en el cargo. Las respuestas obtenidas por Rodríguez confirmaron lo que muchos ya sospechaban: Yepes había recibido la orden de traslado a Norte de Santander en mayo, pero inexplicablemente seguía en Bogotá dos meses después.
La explicación oficial de la Policía Nacional fue que Yepes fue reasignado a la Dirección de Protección en Bogotá debido a su experiencia y capacidades, lo que fue visto por algunos como una maniobra para protegerlo mientras las investigaciones seguían su curso. La respuesta de la Policía también incluyó una contradicción notable: se afirmó que Yepes había atendido todas las notificaciones relativas a su traslado, lo que genera dudas sobre por qué no obedeció la orden si estaba al tanto de ella.
Rodríguez ha señalado que estas inconsistencias son evidencia de que algo se está “tapando” dentro de la institución. El concejal ha sido uno de los más críticos con la relación entre Quintero y Yepes, señalando a la Policía de no actuar con la debida diligencia en el manejo del caso. Las investigaciones internas ahora en curso podrían arrojar más luz sobre lo que realmente ha sucedido detrás de las puertas cerradas de la administración Quintero y la Policía Nacional.
Un caso que expone las fallas institucionales
La apertura de la investigación disciplinaria contra el Mayor Sergio Yepes es un paso importante para esclarecer las irregularidades que han marcado su carrera, pero también pone en evidencia las fallas institucionales dentro de la Policía Nacional. La capacidad de un oficial para evitar repetidamente los traslados, ignorar órdenes directas y permanecer en un cargo privilegiado gracias a su relación con un político local, plantea serias preguntas sobre la integridad y la transparencia dentro de la institución y los principios de subordinación, de obediencia al mando y respeto a los superiores.
El caso de Yepes también expone la profunda influencia que ciertos actores políticos pueden tener sobre las fuerzas de seguridad, un fenómeno que pone en riesgo la independencia y la imparcialidad de las entidades encargadas de garantizar la seguridad pública. Mientras avanzan las investigaciones, la atención estará puesta no solo en las acciones de Yepes, sino en cómo responde la Policía Nacional a este desafío a su autoridad y credibilidad.