La entonces vicepresidenta electa de Colombia, Francia Márquez, llegó a Buenos Aires, Argentina, hace algunas semanas atrás y desde allí llamó a encarar, de forma regional, la lucha contra el hambre, el cambio climático y la reparación histórica para afrodescendientes e indígenas, pero, sobre todo, el debate sobre la legalización de las drogas, que permitiría «disminuir las violaciones a los derechos humanos» y plantear , según ella y Petro, una nueva economía.
Esta fue una promesa de campaña y que tanto ella como el presidente se han empeñado en cumplir.
Según ellos la industrialización de las hojas de la coca y la marihuana haría que la plata se quede en el país y no en la mafias nacionales e internacionales.
Como quien dice, el sueño de los grandes carteles de la droga se está empezando a cristalizar.