Con una fórmula donde se destaca el liderazgo, el uso de la tecnología y una gran dosis de humanismo, Julián Felipe Pineda Velásquez logró que el Ministerio de Salud categorizara un hospital público como «Sin Riesgo» para 2025, un caso de éxito en medio de la incertidumbre de este sector en Antioquia.
En un momento en que el sistema de salud colombiano atraviesa una profunda incertidumbre, con debates sobre reformas estructurales y la constante amenaza de inviabilidad financiera, surgen casos de gestión que marcan un camino diferente. La situación es crítica: según cifras de la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas (ACHC), la deuda de las EPS con los hospitales supera los 16 billones de pesos, y entidades como Sura, Sanitas y Compensar han advertido sobre su posible inviabilidad financiera, afectando a millones de afiliados. En este panorama, encontrar modelos de gestión exitosos es una urgencia. Se trata del Hospital Marco Fidel Suárez, ubicado en Bello, Antioquia, donde en los últimos meses se han tomado algunas decisiones que podrían ser replicadas en otras empresas sociales del Estado en el país para poderlas salvar.
Julián Felipe Pineda Velásquez, quien gerencia desde hace algunos meses este hospital, explicó cómo la ESE pasó de estar catalogada con riesgo a obtener la categoría Sin Riesgo por parte del Ministerio de Salud en un plazo de 9 meses. Este logro no solo garantiza su sostenibilidad, sino que demuestra que es posible construir eficiencia y confianza desde la gestión pública.
En conversación de IFMNOTICIAS con Julián Felipe Pineda Velásquez quisimos indagar sobre las claves de este logro y su visión sobre un sector hoy en el limbo por las decisiones y la clara improvisación del Gobierno Nacional.
IFMNOTICIAS: ¿Cuál fue la fórmula para sacar del nivel de riesgo al Hospital?
JULIÁN FELIPE PINEDA: No fue magia, fue trabajo duro y una visión clara; la clave fue un trabajo audaz y más humanizado. El hospital tenía un potencial enorme, pero necesitaba una reestructuración financiera y estratégica para asegurar su consolidación. Lo que hicimos fue aplicar una gestión rigurosa, optimizar cada recurso y proyectar a la institución como un referente de eficiencia. El mayor orgullo es que recientemente el Ministerio de Salud y Protección Social validó que el camino que tomamos es el correcto».
¿Cómo se traduce esto en beneficios tangibles para el paciente que llega al hospital buscando atención?
Los resultados deben salvar vidas y mejorar el bienestar, esa debe ser la verdadera rentabilidad en toda empresa pública. Hemos ampliado la cobertura, ypor ejemplo, reabrimos 24 camas de medicina interna en la sede Niquía, lo que alivia la saturación y mejora los tiempos de tratamiento. Creamos una nueva sala de observación para pacientes críticos en urgencias, equipada con tecnología de punta. Y un hito que me llena de emoción: en julio de 2025 instalaremos un resonador magnético, que mejorará drásticamente la capacidad de diagnóstico y evitará que miles de pacientes tengan que ser remitidos a otras instituciones.
¿En qué consiste esa «revolución tecnológica» para convertirlo en un «hospital inteligente»?
Las IA y la ciencia de datos no pueden ser un lujo hoy en los hospitales públicos sino herramientas imprescindibles. La gestión pública moderna debe ser ágil y transparente, y la tecnología es nuestra gran aliada. Hemos desarrollado 8 nuevos aplicativos, para un total de 35, y hemos implementado 26 tableros de Power BI que nos permiten monitorear 136 indicadores en tiempo real. Esto no es tecnología por sí misma; es inteligencia al servicio de la gente. Nos permite optimizar procesos críticos y mejorar la ciberseguridad. Nuestra meta para 2025 es automatizar el 30% de los trámites, acercando el hospital a la comunidad de una forma nunca antes vista.
¿Qué visión tiene sobre los desafíos que tiene hoy el sistema de salud colombiano y el papel de quienes lo lideran?
Mi visión es que los líderes del sector debemos ser puentes, y debemos combinar la gestión eficiente del día a día con una visión estratégica a largo plazo y aportar, desde la experiencia en el terreno, soluciones viables, sostenibles y, sobre todo, humanas, para fortalecer nuestro sistema de salud. Sin más humanismo, austeridad y nuevas tecnologías es compleja la sostenibilidad de estas empresas. Tuve el honor de ser elegido presidente de la Junta Directiva de COSESAM , y en espacios como Gobernar Salud 2023 y 2024, junto a ministros y otros actores clave, discutimos el futuro del sector; son muchos retos, pero el punto de partida es que se entienda la urgencia de humanizar más este servicio público.
Así las cosas, puedo entenderle que la salvación del sector pasa por el estilo de liderazgo más humanista que tengan las instituciones prestadoras de los servicios de salud.
No hay futuro para la salud en Colombia si los responsables de administrar el sistema no priorizan el criterio humanista. Mi formación y posgrados me dieron las herramientas técnicas, sin embargo, mis más de ocho años en Comfama fueron mi verdadera escuela de humanismo. Allí aprendí que la excelencia se logra a través de prácticas colaborativas y que el verdadero éxito es ver la superación en quienes te rodean. Mi liderazgo se forjó en esa combinación: la rigurosidad técnica con una pasión genuina por el servicio y un profundo respeto por la dignidad humana.
Al concluir el diálogo, el gerente Pineda Velásquez agregó que, más allá de la filosofía, su gestión se soporta en hechos medibles. Para ilustrarlo, mencionó la implementación de 35 aplicativos y 26 tableros de control para el monitoreo de indicadores, y reiteró que el objetivo final de estas acciones es «dejar capacidades instaladas que perduren, transformando una institución como el Hospital Marco Fidel Suárez en un ente sostenible, innovador y humano».