El papa Francisco visitó este jueves la cárcel de Regina Coeli en Roma, como parte de las actividades tradicionales del Jueves Santo que acostumbra a realizar desde que inició su pontificado en 2013. A pesar de los recientes problemas de salud que ha enfrentado, el pontífice argentino mantuvo firme su decisión de acudir al encuentro con los reclusos, gesto que forma parte de su enfoque pastoral centrado en la cercanía, la compasión y la atención a los más vulnerables.
Francisco, quien recientemente fue dado de alta tras permanecer hospitalizado durante más de un mes a causa de una afección respiratoria, llegó al centro penitenciario alrededor de las 15:00 horas locales, a bordo de un vehículo sencillo. La prisión de Regina Coeli, ubicada en el barrio de Trastevere y a pocos minutos del Vaticano, ha sido en varias ocasiones escenario de este tipo de visitas papales, ya que simboliza para la Iglesia un espacio donde la fe se abre paso incluso en las circunstancias más adversas.
El estado de salud del papa ha sido motivo de constante seguimiento en las últimas semanas. Su estancia prolongada en la clínica generó preocupación, ya que puso en riesgo su participación en las celebraciones de Semana Santa, una de las fechas más significativas del calendario litúrgico católico. A pesar de las limitaciones físicas que persisten debido a su convalecencia, Francisco ha procurado no ausentarse de algunos de los actos principales, como esta visita a la prisión, que representa uno de los momentos más emblemáticos de su papado cada año.
Desde el inicio de su pontificado, el papa Francisco ha convertido esta tradición de celebrar el Jueves Santo con personas privadas de la libertad en un acto de profundo simbolismo. Con ello busca destacar la importancia del perdón, la reconciliación y la dignidad humana, incluso para quienes se encuentran tras las rejas. La presencia del pontífice en Regina Coeli, una vez más, envía un mensaje claro sobre su visión de una Iglesia abierta al diálogo y la misericordia, más allá de los muros físicos o sociales.
El papa, que cumplirá 88 años, ha insistido en diversas ocasiones en su intención de mantenerse activo en su misión pastoral mientras su estado de salud se lo permita. Su presencia en este tipo de actos confirma su compromiso personal de acompañar a las comunidades en los momentos litúrgicos más importantes y, en particular, a aquellos que enfrentan situaciones de marginación y dificultad. La Semana Santa continúa para Francisco con una agenda adaptada a su condición física, pero sin perder de vista los gestos que han marcado el estilo de su papado.
