Las empresas en insolvencia han sido vistas tradicionalmente como sistemas en deterioro, sujetos a liquidación o a procesos de reorganización que apenas buscan su supervivencia. Sin embargo, un análisis más profundo demuestra que pueden representar oportunidades de inversión con retornos exponenciales, superiores a los del capital de riesgo tradicional.
En lugar de enfocarse únicamente en el patrimonio del deudor en insolvencia, la verdadera oportunidad radica en la capacidad de expansión de la empresa una vez se le inyecta el músculo financiero necesario para su recuperación. Este enfoque requiere un cambio de mentalidad: en la insolvencia no se invierte para capturar lo poco que queda, sino para potenciar lo que puede multiplicarse.
Compras estratégicas con retornos de hasta 10 veces, el mercado de la insolvencia ofrece diversas oportunidades de inversión, desde la compra de créditos con descuentos significativos (distressed debt) hasta opciones de compra de empresas en crisis o adquisición de activos no operativos. Estas estrategias, cuando se estructuran adecuadamente, pueden generar retornos incluso 10 veces la inversión inicial, lo anterior verificado desde mi experiencia profesional.
Según un informe publicado por Chapman and Cutler LLP, el mercado de inversión en empresas en dificultades financieras en Estados Unidos se ha sofisticado hasta el punto de contar con fondos especializados en comprar activos deteriorados, créditos impagados y equity de compañías en reorganización, utilizando estructuras legales y financieras cada vez más complejas (US Distressed Investing: A Guide).
En Europa, el fenómeno del distressed debt también ha cobrado fuerza desde hace más de una década, con inversores que aprovechan las ineficiencias del mercado para obtener retornos por encima del promedio. Tal como lo señala El Confidencial, “cuando se invierte en deuda de empresas en dificultades, el análisis se centra menos en la rentabilidad financiera de la compañía y más en el valor potencial de sus activos y en la estructura de su deuda” (Invertir en Distressed Debt).
El verdadero cuello de botella: la falta de capital de trabajo. Las empresas en insolvencia no fracasan únicamente tienen problemas operativos o estructurales. Muchas veces, han logrado depurar sus costos, mejorar su eficiencia y fortalecer su gerencia.
El verdadero problema es la falta de liquidez: proveedores que otorgan plazos cortos, bancos que no financian y un entorno donde el crédito es prácticamente inexistente.
Aquí es donde los inversionistas pueden capturar valor. La inyección de capital de trabajo en el momento preciso puede generar un crecimiento acelerado y transformar una empresa en crisis en un negocio altamente rentable. No es una teoría, es un hecho comprobado en mercados más desarrollados.
En Colombia, el mercado distressed ya mueve aproximadamente $14 mil millones de dólares, según La Nota Económica. En todo Latinoamérica, la oportunidad asciende a $29 mil millones de dólares. Sin embargo, el 80% de las operaciones han sido protagonizadas por inversores internacionales. Esto demuestra que los inversionistas locales aún no han comprendido del todo el potencial de este modelo de negocio (Inversión en Distress: Un Mercado de 14 MM USD en Colombia).
Una evaluación profunda de viabilidad es determinante
Invertir en empresas en insolvencia requiere algo más que capital: exige una evaluación técnica profunda de la viabilidad del negocio. Revisar estados financieros auditados no es suficiente; es necesario ir más allá. Analizar los libros auxiliares, entender el flujo de caja real, evaluar la relación con proveedores clave y verificar la estabilidad de la gestión actual son pasos obligatorios. Esta evaluación es la que marca la diferencia entre una apuesta riesgosa y una inversión estratégica.
Lo que los bancos aún no ven
En mercados maduros, la inversión en insolvencia ya es un segmento especializado dentro del capital privado. Existen fondos dedicados a la compra de activos en dificultades, créditos morosos y participaciones en empresas en reorganización. En América Latina, sin embargo, los bancos aún no han entendido el potencial de este modelo y continúan evaluando estos negocios bajo criterios tradicionales de riesgo crediticio.
Para quienes entiendan la oportunidad, este es el momento de entrar. La inversión en insolvencia no solo ofrece rentabilidades atractivas, sino que se perfila como el nuevo Venture Capital para empresas con modelos operativos probados, pero con necesidades urgentes de liquidez.
Recomendación final para los inversionistas
En mi experiencia asesorando empresas en reorganización, he visto cómo una inyección oportuna de capital de trabajo puede ser la diferencia entre el cierre definitivo y la expansión acelerada. Los inversionistas que entienden el momento y la dinámica de estos procesos están en posición de capturar oportunidades que otros simplemente no ven.
El desafío es claro: dejar de ver la insolvencia como un problema y empezar a verla como una fuente de valor y crecimiento.
Fuentes:
US Distressed Investing: A Guide, Chapman and Cutler LLP
- Invertir en Distressed Debt, El Confidencial
- Inversión en Distress: Un Mercado de 14 MM USD en Colombia, La Nota Económica