En Colombia, las corrientes políticas de derecha e izquierda han representado, históricamente, dos formas distintas de entender el Estado, la economía y la sociedad. Ambas han evolucionado con el tiempo, pero sus diferencias ideológicas y sus posturas frente a temas sociales, económicos y culturales continúan marcando buena parte del debate político nacional.
La derecha se caracteriza por su énfasis en la tradición, el orden, la familia y la defensa de la propiedad privada. Desde el punto de vista ideológico, se asocia con el conservadurismo social y económico, y suele defender valores tradicionales y religiosos. En el ámbito económico, privilegia el libre mercado, el emprendimiento y el comercio internacional, mostrando una tendencia a oponerse al intervencionismo estatal. Su visión parte de la idea de que la iniciativa privada y la libertad económica son motores esenciales para el crecimiento y la estabilidad social.
Por su parte, la izquierda ha centrado históricamente su acción en la búsqueda del cambio social, la igualdad material y la ampliación de derechos para los sectores históricamente excluidos. Su ideología se sustenta en la justicia social y en la necesidad de reformar las estructuras de poder para garantizar una distribución más equitativa de la riqueza. En el plano económico, promueve una mayor intervención del Estado, políticas de redistribución y programas sociales orientados a reducir la pobreza y la desigualdad, considerando al Estado como un actor clave para equilibrar las brechas sociales.
No obstante, la división entre derecha e izquierda en el país no ha estado exenta de controversias y estigmatización. El prolongado conflicto armado interno ha contribuido a simplificar las posiciones ideológicas, asociando en ocasiones a la izquierda con la guerrilla y a la derecha con el autoritarismo. Esta polarización ha dificultado el desarrollo de un diálogo político más equilibrado, donde las ideas sean evaluadas más allá de las etiquetas ideológicas.
Entre ambas corrientes ha surgido, además, un espacio para el centro político, en el que se ubican partidos y movimientos más pragmáticos que buscan atraer a votantes de diferentes sectores sin una afiliación ideológica rígida. Este fenómeno, sumado a la fragmentación partidista que caracteriza al sistema colombiano, ha configurado un escenario político dinámico y cambiante, donde las coaliciones y los realineamientos son frecuentes.
Es de indicar que en el momento tanto la derecha como la izquierda continúan disputando la conducción del país, reflejando visiones opuestas sobre el papel del Estado, la justicia social y el modelo económico. Expertos indicaron que ambas corrientes enfrentan el mismo desafío: fortalecer la democracia, promover la participación ciudadana y construir consensos que permitan superar la desigualdad y la desconfianza institucional.








