Durante las últimas semanas, y mucho más luego de la negativa del Concejo de aprobar la venta de las acciones de UNE Telecomunicaciones, Daniel Quintero, alcalde de la ciudad, se ha dedicado a hacer declaraciones y poner trinos donde afirma que es gracias a los cabildantes que no tiene los recursos suficientes para invertirlos en programas sociales que necesita la ciudad.
Estas afirmaciones son mentirosas, porque el negocio de EPM en UNE tiene tanto de largo como ancho y es un tema que debe evaluarse con detalle. Además, Quintero debió garantizar el destino específico de los recursos para que no se pierdan en medio de la burocracia que actualmente tiene sumida la ciudad en el abandono.
Y es que hay grupos radicales que sí pueden asumir estas declaraciones como reales y, con las declaraciones, estaría haciendo un esfuerzo adicional para que dichos grupos tomen acciones y declaren como objetivo a los concejales que se han opuesto en varias oportunidades a la venta de las acciones de la empresa de telecomunicaciones.
Es por esto que el alcalde de Medellín, como primera autoridad de la ciudad, debería dejar su discurso a un lado, ya que durante estos años de mandato se ha dedicado a anunciar una serie de enemigos imaginarios para justificar su mala gestión, por lo que su discurso de odio y división, en lugar de construir, ha destruido el tejido social y la cultura ciudadana que por años se ha ido estableciendo en torno al crecimiento de Medellín.
