Este domingo, el buque de guerra estadounidense USS Gravely, un destructor lanzamisiles de clase Arleigh Burke, llegó al puerto de Puerto España, capital de Trinidad y Tobago, en una maniobra que ha encendido las alarmas en Caracas. La embarcación, equipada con misiles Tomahawk y sistemas de defensa Aegis, se encuentra a escasos 10 kilómetros de la costa venezolana. Aunque oficialmente se trata de ejercicios militares conjuntos con el ejército trinitense, el despliegue se enmarca en una creciente presión de Washington contra el régimen de Nicolás Maduro, acusado de liderar redes de narcotráfico en la región.
La llegada del USS Gravely fue anunciada por el gobierno de Trinidad y Tobago el pasado jueves, como parte de una serie de ejercicios militares con la 22ª Unidad Expedicionaria de Marines de EE. UU. Durante su estadía, que se extenderá hasta el jueves, se realizarán entrenamientos conjuntos centrados en tácticas de infantería, mantenimiento y ejercicios médicos avanzados.
Sin embargo, el contexto regional ha dado un giro más tenso. Desde agosto, Estados Unidos ha intensificado su presencia militar en el Caribe, con operaciones aéreas y navales contra presuntas embarcaciones de narcotraficantes. Estas acciones han dejado al menos 43 muertos en diez bombardeos, según cifras del gobierno estadounidense.
El presidente Donald Trump ha acusado directamente a Nicolás Maduro de encabezar redes de narcotráfico y ha autorizado el despliegue del portaaviones USS Gerald R. Ford, el más grande del mundo, como parte de una estrategia para “desmantelar organizaciones criminales transnacionales”.
La primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, ha respaldado abiertamente la presencia militar estadounidense, adoptando una postura crítica frente a la inmigración y la criminalidad venezolana. Caracas, por su parte, ha denunciado la maniobra como una provocación y un intento de desestabilización del régimen chavista.
El ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino López, anunció ejercicios militares en nueve estados costeros, incluyendo el despliegue de misiles antiaéreos rusos Igla-S, como respuesta al “despliegue inédito de medios aeronavales” por parte de EE. UU..
Expertos en geopolítica advierten que la presencia del USS Gravely tan cerca de Venezuela podría escalar las tensiones en la región. “Este tipo de movimientos no son solo simbólicos; son mensajes estratégicos que buscan presionar al régimen de Maduro en un momento de alta fragilidad interna”, señaló el analista internacional Andrés Mejía.
En Puerto España, la llegada del buque ha generado opiniones divididas. Algunos ciudadanos ven la presencia estadounidense como una oportunidad para combatir el narcotráfico, mientras otros temen que su país quede atrapado en un conflicto regional. “Si hay una confrontación entre Venezuela y Estados Unidos, nosotros estamos en medio”, expresó Daniel Holder, residente local.
La llegada del USS Gravely a Trinidad y Tobago marca un nuevo capítulo en la creciente tensión entre Estados Unidos y Venezuela. Aunque se presenta como parte de una estrategia antinarcóticos, el despliegue militar en el Caribe parece tener implicaciones más profundas, con el régimen de Maduro en el centro de la mira. En una región históricamente sensible, cada movimiento naval puede tener consecuencias geopolíticas de gran alcance.








