El primer ministro australiano, Scott Morrison, anunció el viernes que se levantará una prohibición de 18 meses a los australianos que viajan al extranjero a partir del próximo mes, lo que aliviará una de las restricciones COVID-19 más duras impuestas a nivel mundial.
La reapertura de la frontera internacional para ciudadanos y residentes permanentes estará vinculada al establecimiento de cuarentena domiciliaria en los ocho estados y territorios de Australia, dijo Morrison, lo que significa que algunas partes del país reabrirán antes que otras.
La primera fase del plan se centrará en que los ciudadanos y los residentes permanentes puedan salir de Australia, y se espera que los cambios adicionales permitan a los viajeros extranjeros ingresar al país.
“Es hora de devolverles la vida a los australianos. Hemos salvado vidas”, dijo Morrison durante una conferencia de prensa televisada. “Hemos salvado medios de vida, pero debemos trabajar juntos para asegurarnos de que los australianos puedan recuperar las vidas que alguna vez tuvieron en este país”.
Morrison cerró de golpe la frontera internacional en marzo de 2020. Desde entonces, solo a un número limitado de personas se les ha otorgado un permiso para salir del país por razones comerciales o humanitarias críticas.
A los ciudadanos y residentes permanentes se les ha permitido regresar del extranjero, sujetos a límites de cuota y un período de cuarentena obligatorio de 14 días en un hotel por su cuenta. También se han otorgado algunas excepciones de alto perfil para la entrada con fines comerciales, incluidos los actores de Hollywood para filmar películas y programas de televisión.
Morrison dijo que espera que los primeros sistemas de cuarentena domiciliaria estén en funcionamiento en noviembre, pero el calendario lo establecerán los estados y territorios individuales.
Anteriormente había dicho que quiere que se vuelvan a abrir todas las fronteras estatales e internacionales cuando la tasa nacional de vacunación para personas mayores de 16 años alcance el 80%, que se espera para fines del próximo mes.
Sin embargo, un brote alimentado por una variante de Delta que ha bloqueado las principales ciudades de Sydney, Melbourne y Canberra durante semanas ha dividido a los líderes estatales y territoriales. Algunos que presiden zonas del país libres de virus han indicado que desafiarán el plan federal.
Según el plan anunciado el viernes, los australianos que estén completamente vacunados podrán viajar al extranjero y completar una cuarentena de 7 días en casa a su regreso. Las personas que no estén vacunadas deberán someterse a 14 días de cuarentena en un hotel cuando regresen.
En respuesta, Qantas Airways adelantó su reanudación planificada de vuelos internacionales más de un mes hasta el 14 de noviembre.
La aerolínea operará tres vuelos semanales de regreso desde Sydney a Londres y Los Ángeles cada uno, y agregará más según la demanda.
Morrison dijo que su gobierno estaba trabajando para poner en cuarentena viajes libres con países como Nueva Zelanda cuando “sea seguro hacerlo”.
Una fuente del gobierno australiano dijo que se estaban discutiendo planes para permitir la entrada de visitantes extranjeros al país, pero que aún no era posible establecer un horario.
APROBACIÓN DE VACUNAS
Se ha atribuido al estricto cierre de la frontera de Australia el hecho de que la exposición del país a la pandemia sea relativamente baja, con poco más de 107.000 casos y alrededor de 1.300 muertes.
El viernes, las autoridades informaron 2.084 casos nuevos, principalmente en los estados de Nueva Gales del Sur y Victoria, lo que representó una pequeña disminución con respecto al día anterior.
Para apoyar la reapertura de las fronteras y permitir el regreso de más australianos, los funcionarios ampliaron la lista del país de vacunas COVID-19 reconocidas.
Se espera que la adición de la vacuna Sinovac de China, en particular, dé un impulso al sector educativo internacional clave de Australia cuando los viajeros extranjeros puedan ingresar al país.
Los estudiantes chinos, muchos de los cuales probablemente hayan recibido la vacuna Sinovac, representan un tercio de un sector que valía 35.000 millones de dólares australianos (25.200 millones de dólares) al año para la economía de 2 billones de dólares australianos antes de la pandemia.
Covishield, una versión de la vacuna de AstraZeneca producida por el Serum Institute of India, también se agregará a la lista aprobada, uniéndose a las tres vacunas que se administran en Australia: Pfizer, Moderna y AstraZeneca.
