En los últimos días, las centrales de abasto y los mercados locales en Colombia han comenzado a registrar un preocupante incremento en los precios de productos básicos de la canasta familiar, como la papa, la arveja, pimentón, zanahoria, huevos, carne pollo y la cebolla, entre otros alimentos. Este fenómeno se está intensificando a medida que persiste el paro camionero, que ya lleva varios días afectando el transporte de mercancías en todo el país.
Impacto en las centrales de abasto
El paro camionero, liderado por propietarios y conductores de camiones, surgió en protesta por el alza en el precio del ACPM (diésel), que el gobierno decidió incrementar significativamente, casi duplicando su valor. Este aumento no solo ha impactado a los transportadores, sino que también ha generado un efecto en cadena, repercutiendo en los costos de transporte de alimentos y productos de primera necesidad.
Según comerciantes y operadores de las centrales de abasto, ya se está comenzando a sentir la escasez de algunos productos, especialmente en regiones más alejadas de los centros de producción. La papa, por ejemplo, ha visto un alza considerable en su precio, al igual que la arveja y la cebolla, entre otros productos esenciales en la dieta diaria de los colombianos; por ejemplo, el pimentón subió en algunas partes del país de $30.000 a $90.000 pesos el bulto.
Posible desabastecimiento en municipios
La situación es particularmente crítica en varios municipios del país, donde ya se reportan dificultades para mantener el suministro constante de alimentos frescos. La posibilidad de un desabastecimiento generalizado está generando preocupación tanto en las autoridades como en los consumidores, quienes temen que la situación pueda empeorar si no se logra una pronta solución al conflicto.
El aumento en los precios y el temor al desabastecimiento no solo afectan a los consumidores, sino también a los comerciantes, quienes ven cómo sus costos operativos se incrementan, lo que podría llevar a una disminución en la venta de productos y, en consecuencia, a pérdidas económicas.
Igualmente, la preocupación embarga a los productores, que ven como ya miles de litros de leche corren el riesgo de perderse porque los camiones no están pasando a recogerlos, igual pasa con el ganado, cerdo y el pollo: muchos subidos en camiones que están atascados y a los productores no les llega insumo de alimento para sus animales en corrales.
Repercusiones en la economía familiar
El incremento del precio del ACPM es un factor clave en la cadena de costos de producción y distribución de alimentos. Al ser el transporte de carga uno de los primeros eslabones en esta cadena, cualquier aumento en el costo del combustible se traduce rápidamente en un aumento en los precios finales de los productos.
Para las familias colombianas, especialmente las de menores recursos, este incremento en el costo de la canasta básica representa un golpe duro a su economía, afectando su capacidad para adquirir alimentos esenciales y otros productos de primera necesidad. Según expertos, se podría repetir lo ocurrido en el estallido social, cuando la canasta familiar subió en promedio un 30% por la escasez.
Expectativas y respuesta del gobierno
Hasta el momento, el gobierno se ha mostrado reacio a reversar la decisión de incrementar el precio del ACPM, lo que ha generado un estancamiento en las negociaciones con los líderes del paro camionero. Sin embargo, la creciente presión social y las preocupaciones por el impacto económico podrían forzar un replanteamiento de las políticas actuales.
Por ahora, el país se mantiene en vilo, esperando una solución que permita restablecer el flujo normal de mercancías y estabilizar los precios de los alimentos en las próximas semanas. Las autoridades locales y nacionales deberán actuar con rapidez y eficacia para evitar que esta situación derive en una crisis de desabastecimiento que afecte a millones de colombianos.