Por: Juan Manuel Cuellar L.
No hay ninguna dictadura que haya caído democráticamente. Es una ingenua tontería pensar que Maduro, Ortega, o Petro vayan a abandonar el poder tras unas elecciones. Eso sí, utilizan la democracia para llegar al poder, y una vez en él comienza el engendro a desarrollarse, y se amparan en la burocracia internacional, ONU, OEA, etc (que nunca ha servido para preservar la democracia en ninguna parte del mundo).
El Estado empieza a crecer, generan cientos de miles de nuevas plazas, nuevos Ministerios, crean la burocracia interna que los pueda defender y avalar mientras conquistan las otras ramas del poder y una vez dominadas y deglutidas las fuerzas armadas en su favor, van por la Fiscalía, Contralorias, y el sistema judicial. Sin afán, poco a poco, paso a paso, “democráticamente” .
Para apalancar el poder en el discurso modifican los símbolos patrios, cambian las banderas y los escudos, rebautizan el Estado y se adueñan de sus símbolos. Imponen su discurso “ progresista “ como si fueran dueños del futuro. Y durante ese tiempo controlan las rentas del estado, generan caos, recortan el gasto injustificadamente, redefinen los caminos del dinero de los impuestos para controlar a la población, para crear dependencia del ese Estado proveedor, Quiebran a cientos de empresas demorando o aboliendo los gastos usuales, para repartirlos entre nuevas “empresas” afines. lenta, muy lentamente.
No terminan de lanzar propuestas inverosímiles, cuando lanzan la siguiente causando sorpresa e indignación, llevando la atención cada semana a escenarios delirantes que nos alejan de la realidad.
Escándalo tras escándalo, evitan que se vea la demolición que han hecho del Estado de derecho, y esconden el engendro fortalecido que suplantó todo lo que la democracia había construido hasta ahora. Y entonces es tarde ya cuando vemos el monstruo, el engendro de Estado autocrático que erigieron mientras dormíamos. Ese que nos dice cuando sacar el carro y a dónde, que debemos comer y a qué horas, ese Estado del emperador Petro, el del Dictador Supremo, el del drogadicto que defiende a sus jibaros, narcos que hoy pululan de nuevo en Pajares y los restaurantes de moda.
Y hay quienes piensan que los de Petro son unos idiotas sin rumbo, sin pensar que el caos generado tiene un propósito absolutamente claro y aterrador, desmantelar la democracia para perpetuarse en el poder.
Veinte años atrás, muchos venezolanos escribieron artículos parecidos a este.
Hay que pasar del dicho al hecho y usar TODAS las herramientas que nos da el sistema democrático para defendernos. ¡Quedan mil días de lucha! ¡Vamos a prevalecer unidos!
