Todos nacemos igual, concebidos de la relación de papá y mamá. ¿Alguien recuerda cuando estaba creciendo dentro de mamá, nadando en el líquido amniótico? ¿Conectados por el cordón por donde nos llegaba el alimento, procedente de mamá?
¿Alguien recuerda los dolores de mamá para presentarnos al mundo? ¿Alguien recuerda la leche de mamá? ¿Sus desvelos y trasnochos, cuando nos cuidaba con dedicación, esfuerzo y mucho AMOR?
La realidad es que estamos “hechos” de AMOR. Nacidos de la relación entre papá y mamá, lo que nos dió la oportunidad de estar aquí y ahora, nuestra naturaleza es AMOR.
Las presencias nos han fortalecido, las ausencias nos ponen retos, a veces difíciles.
Pero lo esencial es que tenemos la capacidad de AMOR dentro de cada uno. El AMOR es intrínseco, pero nos hemos distraído un poco, guardando las dificultades que hemos tenido, como si fueran lo más importante.
Estamos vivos y eso ya es muy grande, cada manifestación de AMOR y agradecimiento por la oportunidad de vivir, se multiplica a todos los que lo reciben y les recuerda que también son AMOR.
Cada célula de nuestro cuerpo es AMOR. Cada órgano es AMOR. Cada segundo vivido es AMOR. Cada espacio que ocupo es AMOR. Cada pensamiento es AMOR.
Cada sentimiento es AMOR. Así, cada palabra, acción, ideas, actividades, oraciones son AMOR.
Seamos conscientes de que como manifestación VIVA DE AMOR, vamos sembrando semillas que les van recordando a todos los que han olvidado su procedencia del AMOR que también están HECHOS DE AMOR.