Un lamentable episodio de violencia empañó el encuentro entre Unión Magdalena y Once Caldas en el estadio Sierra Nevada. Cuando el cronómetro marcaba el minuto 79, el árbitro central se vio obligado a detener el partido de manera abrupta. La razón: una invasión masiva del terreno de juego por parte de los enfurecidos hinchas del Unión Magdalena, quienes irrumpieron en señal de protesta por los pésimos resultados que arrastra el equipo en la presente temporada de la Liga Colombiana. En videos en redes sociales se pudo apreciar la magnitud de dicha acción.
La situación escaló rápidamente, con reportes de que algunos de los invasores intentaron agredir físicamente a los propios jugadores del Unión Magdalena, evidenciando la profunda frustración y el descontento de la afición con el rendimiento del equipo. Ante la amenaza inminente, los futbolistas de ambos clubes y el cuerpo arbitral no tuvieron otra opción que buscar refugio en los camerinos, mientras las fuerzas policiales intentaban contener la furia descontrolada de los seguidores locales y restablecer el orden en el estadio.
Este bochornoso incidente pone de manifiesto la grave crisis deportiva que atraviesa el Unión Magdalena. El equipo samario no solo ocupa el último lugar en la tabla de posiciones de la Liga, sino que también se hunde en el fondo de la tabla del descenso. Esta preocupante situación lo coloca al borde de perder la categoría y descender a la segunda división para la temporada 2026.
Este tipo de comportamientos, inaceptables en cualquier escenario deportivo, no solo interrumpen el desarrollo normal de los partidos, sino que también ponen en riesgo la integridad de jugadores, árbitros y demás asistentes. Ahora se espera nuevamente una sanción ejemplar por parte de la Dimayor, ya que su estrategia de enrolamiento terminó solo en falsas promesas.