La final de la Copa BetPlay entre América de Cali y Atlético Nacional quedará marcada en la historia del fútbol colombiano no solo por el triunfo del equipo verdolaga, sino por los lamentables hechos de violencia que se registraron al finalizar el encuentro en el estadio Pascual Guerrero.
Un grupo de hinchas del América de Cali, desencajados por la derrota en el marcador global, protagonizaron una serie de disturbios que obligaron a las autoridades a tomar medidas extremas para controlar la situación. Los aficionados ingresaron de manera violenta al terreno de juego, se enfrentaron con la Policía y causaron destrozos en las instalaciones del estadio y sus alrededores. Como consecuencia de estos actos vandálicos, al menos tres policías resultaron heridos y fueron trasladados a un centro médico. Además, se reportaron daños materiales en diferentes sectores del estadio. Fue un infierno, parecía una guerra, y así quedó evidenciado en este video.
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Ante la gravedad de los hechos, el coronel Oviedo, encargado del operativo de seguridad, recomendó trasladar la entrega del trofeo a un lugar seguro para evitar mayores riesgos. Esta decisión se tomó con el fin de proteger la integridad de los jugadores, directivos y demás personas involucradas en la ceremonia.
La violencia se extendió más allá de las instalaciones del estadio. Sectores como la Avenida Roosevelt, tradicionalmente frecuentados por la hinchada escarlata, se convirtieron en verdaderos campos de batalla. Vallas fueron derribadas, vehículos vandalizados y locales comerciales atacados. La Alcaldía de Cali, en un intento por dar con los responsables de estos actos vandálicos, ofreció una recompensa de 30 millones de pesos.
Este episodio lamentable pone de manifiesto la necesidad de fortalecer las medidas de seguridad en los eventos deportivos y de promover una cultura de paz entre los aficionados. Es fundamental que las autoridades competentes investiguen a fondo estos hechos y sancionen a los responsables, para evitar que situaciones como esta se vuelvan a repetir.