Movilizarse en carro desde Bogotá hacia destinos turísticos o familiares cercanos puede representar un gasto elevado para los conductores, debido a la concentración de varios de los peajes más costosos del país en las principales rutas que conectan a la capital con otras regiones.
Con la llegada de la temporada de vacaciones, miles de ciudadanos optan por salir en sus propios vehículos hacia departamentos como Meta, Boyacá o Tolima. Sin embargo, quienes eligen este tipo de transporte deben considerar en su presupuesto el costo de los peajes, además del combustible, alimentación, y mantenimiento del automóvil.
Uno de los tramos más representativos es la vía Bogotá–Villavicencio, en donde se ubica el peaje de Pipiral, el más costoso del país, con una tarifa de $27.700 por trayecto para vehículos particulares. A esto se suman otros peajes en la ruta, lo que puede elevar el costo total de ida y regreso.
En el norte de la ciudad, quienes se desplazan por la autopista hacia Cundinamarca o Boyacá deben cruzar consecutivamente los peajes de Andes, Fusca y Unisabana. En conjunto, estos superan los $40.000 solo en el sentido de salida. Para quienes viajan y regresan el mismo día o durante un fin de semana, el gasto en peajes en esta ruta puede superar los $80.000.
En dirección sur, la vía que conduce a Melgar, Carmen de Apicalá y otras poblaciones del Tolima y Cundinamarca también presenta costos elevados. Los peajes de Chusacá y Chinauta suman más de $30.000 por trayecto, representando otro punto crítico para quienes viajan con regularidad o en familia.
A estos valores se suma el gasto en combustible, que varía según el tipo de vehículo, el trayecto y el precio regional. En algunas zonas, especialmente rurales, el litro puede costar más que en la ciudad, lo que incrementa el valor total del viaje. Herramientas digitales como Google Maps o aplicaciones especializadas permiten hacer estimaciones más precisas del consumo y los costos asociados.
Además, se recomienda realizar una revisión mecánica completa antes de cualquier trayecto largo. Este chequeo puede oscilar entre $150.000 y $400.000, e incluye verificación de frenos, luces, llantas, suspensión, batería y niveles de líquidos. Un mantenimiento preventivo puede evitar inconvenientes durante el recorrido y reducir riesgos.
Otro punto a tener en cuenta es el gasto en alimentación. Un almuerzo en carretera puede costar entre $20.000 y $40.000 por persona. Al incluir refrigerios y bebidas, se estima un promedio diario entre $50.000 y $100.000 por persona. Llevar alimentos preparados desde casa es una opción para reducir estos gastos.
Los expertos recomiendan planificar con antelación, revisar rutas alternas que puedan reducir costos, evitar viajar en horas pico para ahorrar tiempo y combustible, y mantener el vehículo en óptimas condiciones para garantizar un viaje seguro y eficiente.
